Melendi: "Ningún político deja de lado sus creencias para solucionar las cosas"

Melendi, durante la entrevista.
Melendi, durante la entrevista.
JORGE PARÍS
Melendi, durante la entrevista.

Con un single que nos invita a vivir el presente, Melendi presenta Ahora (Sony), un disco en el que reflexiona sobre cómo nuestras ideologías nos separan y nos enfrentan, mientras somos incapaces de mirar dentro de nosotros mismos.

Después de convertirse en el artista español que más espectadores ha reunido en sus conciertos en 2017, el asturiano deja las creencias atrás para continuar probando los ritmos latinos, sonidos electrónicos y atreverse incluso con el rap.

Suele decir que un disco nuevo es un cambio de mirada, ¿cómo le ha cambiado en estos dos últimos años? No mucho. Desde Quítate las gafas me he dado cuenta de que todo es mentira, cualquier forma de mirar las cosas, y ahora sigo poniendo en entredicho cualquier tipo de creencia que pueda plasmar en un papel. Sigo viéndolo todo desde la barrera y no quiero cambiar nada.

¿Es El arrepentido la canción que más representa la filosofía de este disco, Ahora? Exacto, el mensaje de ese tema es el que mejor representa el título del disco, el Ahora, el único tiempo verbal que existe que estamos constantemente viviendo.

Vuelve a haber muchos ritmos latinos, ¿seguirá así en el futuro o va a seguir experimentando, como nos tiene acostumbrados? No sé lo que haré. Es verdad que han salido canciones mucho más rumberas y en cuanto a producción, aunque haya sonidos más electrónicos, son bastante más parecidas al Caminando por la vida y Quisiera yo saber. En ese aspecto he vuelto un poco al pasado, pero más que ritmos latinos… yo creo que todo es global ya. Antes sacabas un disco y creías que tenías ciertas fronteras y lo adecuabas para eso, ahora ya no estás tan cerrado en tus influencias.

En este disco hay una colaboración que destaca mucho, con Alejandro Sanz y Arkano. Son dos artistas muy diferentes, ¿qué tienen en común los tres y por qué unirse en esta canción? Es una canción bonita, que habla de que las creencias están ahí para cambiarlas y para transformarlas. Hace años la tierra era plana y te mataban por decir lo contrario, y evidentemente se ha demostrado que no. Ahora creemos otras cosas que son mentira también y que ya se demostrarán. Y de eso habla Déjala que baile.

Arkano me llamó profundamente la atención, un chico tan joven con un discurso tan lúcido que desmitifica cosas tan estúpidas pero tan arraigadas en la sociedad... Lo vi en una entrevista y le dije: "Ven, escúchate esta canción y si te gusta la cantas", e hizo unos versos que me parecieron geniales. Lo de Alejandro vino por otro lado, yo me moría porque cantara conmigo, le dije que era el disco más bonito que había hecho en mucho tiempo y le supliqué que cantara un tema. Le llevé el disco y la eligió él, dijo que le encantaba Arkano y le encantaba el mensaje, y así quedó. Especial, ¿eh?, una canción especial.

Sí, es especial y se le pueden encontrar muchos significados. Recuerda a un canto a la libertad de expresión en la música, “ni tú ni nadie le para los pies" y "si tiene que casarse que sea con su protesta”. ¿Qué opina de las condenas a prisión de los raperos Pablo Hasél y Valtònyc? Yo sinceramente no lo entiendo, a mí no pueden hacerme daño las palabras, creo que a nadie. Si te hacen daño, tienes que revisarte. Habría que preguntarles a esas personas que tanto daño creen que les hacen esas palabras cuáles son los miedos que tienen. Me parece absolutamente exagerado y ridículo, pero cada uno tiene sus creencias, yo no soy quién para cambiar las de los demás.

También habla de la sociedad en Tiempos de re-evolución, cuenta que “mientras canta su canción están ardiendo las calles”. ¿Cuál ha sido para usted la revolución más importante que ha sucedido en este último año? La canción es Tiempos de re-evolución, porque yo no creo en la revolución. La revolución implica conflicto y disputa, que mis palabras te duelan, que me encarceles por ellas si tienes el poder de hacerlo. A mí me parece genial que todos tengamos creencias, es muy respetable que tú seas de derechas o de izquierdas. Lo que no podemos hacer es matar por ellas.

¿Qué es la re-evolución?, darte cuenta de que esas creencias te las has inventado tú en un momento de tu vida, o las has heredado o has creído que eran lo correcto en un determinado momento. Y está muy bien tenerlas porque estamos en este mundo y tenemos que jugar a algo y entretenerse para no pensar pero, ¿matar por ello?, ¿enfrentarnos por ello? Yo creo que realmente eso lo tenemos todos muy claro, por eso no nos identificamos con una clase política.

Me da igual de qué partido, pero no hay ningún político que se vea que está por encima de sus creencias tratando de solucionar las cosas, vemos un político preso de su inconsciente, defendiendo lo suyo contra el otro. Pero al final aquí no hay voluntad de consenso, ni de ayudar a nadie. Nosotros no tenemos ni idea de política, pero no somos tontos.

Lo dice en ese tema, que “los libros de historia nos gritan que tenemos mala memoria”, ¿no hemos aprendido lo que nos enseñaron? A mí me parece que estamos repitiendo exactamente lo mismo que han repetido durante todos los siglos: no darnos cuenta de que no existe la razón, y ese es el auténtico conflicto. Matamos por ella en el momento en que nos la quitan. Cuando yo a ti te quito que eres de derechas, que eres del Barcelona o del Madrid… ¿qué te queda? te estoy dejando desnuda. Por eso son tiempos de re-evolución, de darnos cuenta de que está genial tener esas creencias y nuestras historias, pero la lucha es interior y de cada uno.

Esa idea la rescata del disco anterior y vuelve a incluirla en este, eso de juzgar a los demás sin mirarse uno primero… ¿Ha juzgado más veces de las que le han juzgado a usted? Cuando creen que me están juzgando a mí, se están juzgando ellos, y cuando yo juzgo me estoy juzgando a mí. Eso es matemática, si tú estás generando en mí un dolor tan grande que lo único que me queda es juzgarte a ti, lo que es absurdo es pensar que el culpable eres tú de lo que me está doliendo. Hay que preguntarse: ¿qué cosa reprimida tengo yo aquí?, ¿qué me está enseñando este tío que me está doliendo? Ese es el cambio, mirarse uno antes de echarle la culpa al otro.

Este Melendi que en cada canción deja un mensaje profundo, ¿no está cansado de que le pregunten por su yo del pasado? Hombre, es verdad que hay cuestiones que han pasado hace 12 o 13 años y no vienen mucho al lugar, o que dice poco del periodista, pero ya es su problema. Yo, que convivo diariamente conmigo, contesto con una sonrisa en la boca y ya está, no tengo ningún problema.

En esta última gira ha recordado temas antiguos, ¿cómo se ha sentido cantando estas canciones? Porque alguna vez ha comentado que no quería tocar algo con lo que ya no se sintiera identificado. Y no lo haré. Hay canciones del pasado que todavía son más neutras, con las que todavía me siento cómodo. Hay que pensar que son temas que empecé a hacer con 18 años y voy para 40, con algunas puedo estar cómodo por el contexto, por el fondo más que por la forma... pero con otras no, ya no las pienso, y si las tocara me sentiría un farsante. Ahí están los discos para que los románticos los puedan recordar.

Se define como un contador de historias, ¿hay alguna que hable más de usted en este disco? Pues es verdad que todas las canciones de amor de este disco son como de desamor, pero… yo creo que hay mucho de mí en todas. Tengo ese temperamento melancólico que muchas veces me domina y que me lleva a buscar siempre el “para qué” de las cosas. No sé por qué a la hora de escribir del amor… nos es más fácil escribir desde el dolor. Quizá porque el amor romántico es un error y siempre termina en dolor.

Hay dos canciones que parecen como una confesión y un propósito, “estoy lleno de miedos pero quiero dejarlos atrás”, ¿eso se corresponde también con usted? Exactamente, Como el agua y el aceite habla de esa situación de: ¿cómo es posible que llegues a un momento de tu vida que no te reconozcas en el espejo?, y culpas a todos los demás hasta que te das cuenta de que hay que revisar ciertas cosas para poder volver a reconocerte. En Habitantes de un mismo planeta le pido al amor de verdad, al amor honesto, que nunca más me deje caer en mis errores, pero no en mis errores mundanos de salir un día y pegarme un festival, hablo de que no me dejen volver a juzgar a nadie, volver a ser tan ignorante. Ese es mi propósito.

¿Y qué tal esta edición de La Voz? Hay mucho comentario en redes sociales de que quizá estaba… Muy soso (risas).

Más serio que otras veces, ¿usted cómo se ve? Yo me veo bien, los niños son maravillosos, no reprimen las emociones y son más sabios que nosotros de aquí a Lima. Van a disfrutar, a pasárselo bien, y al final esa energía se contagia. La Voz adulta también es maravillosa pero hay más tensión, y uno ya no está para tensiones. Los niños les dices que no, se lo explicas bien, te entienden perfectamente y salen llorando, pero les das un abrazo y al rato ya están jugando. Lo que les jode es irse porque hay un campamento ahí de 50 niños que se lo pasan piruleta, pero van a otra cosa.

¿Está más a gusto en La Voz Kids? Estoy feliz en La Voz Kids, repetiré todas las veces que me lo permitan.

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