Vuelve el Tour de Francia. Centenario, encumbrado por sus fechas y connotaciones vacacionales, la primera carrera de tres semanas de la historia es considerada la más grande. Y probablemente lo sea. Pero solo puede ganarla un ciclista. Y muchos, obsesionados con intentarlo, dilapidan su carrera sin acercarse a otras realidades, véase el Giro o la Vuelta, por lo menos tan dignas. Y tan brillantes en un palmarés. Esto viene a cuento porque cuando presentó las líneas maestras del recorrido, la organización soñaba con tener al colombiano Nairo Quintana, auténtica sensación del ciclismo actual y que en su debut en la ronda gala, el año pasado, acabó siendo el mejor joven, el rey de la montaña y el segundo de la general. Pero no: el equipo Movistar no se dejó presionar y le llevó al Giro de Italia para que fuera forjándose. Nairo Quintana acabó ganando el Giro, el primer colombiano que lo logra, y ya tiene en su palmarés una gran vuelta que la mayoría de los aspirantes a este Tour 2014, sobre todo a los más obsesionados con la causa francesa, se les resistirá.

Para el Tour 2014, el de las 32 nacionalidades distintas en acción, el del arranque británico con emboscadas en la segunda etapa, el de las nueve trampas empedradas de la quinta etapa, el de peligrosas jornadas en los Vosgos, el de unos Pirineos más duros y el de una única crono individual de 54 kilómetros en la previa del final, las quinielas reducen el duelo al pulso que puedan mantener Chris Froome, defensor de su triunfo en 2013, y Alberto Contador, doble ganador de la ronda gala (perdió un tercer éxito por el positivo del clembuterol). Froome no ha dado muestras de estar como el año pasado, con alguna lesión en plena temporada y con una versión más "humana" en sus 27 días de competición. Enfrente, un Contador que compitió 33 jornadas y hasta ahora sí ha sido capaz de aguantar en la montaña los pulsos del británico nacido en Kenia en Catalunya o en el Dauphiné, las dos carreras donde han coincidido y en las que el madrileño ha quedado por delante.

En un segundo nivel, pero más valiente tácticamente que ningún otro, está el italiano Vincenzo Nibali (Astaná). Ausente en 2013 para ganar un Giro que sumó a su Vuelta de 2010, podio un año antes en Francia y siempre combativo a la más mínima oportunidad, el reciente campeón de Italia, con 45 días de competición, encabeza una larga lista en la que se podría añadir, por lo menos, un corredor por cada uno de los 22 equipos participantes. En ese pelotón destacan dos españoles veteranos: por un lado Alejandro Valverde (Movistar), que a sus 34 años afronta su séptimo asalto a una carrera en la que su mejor puesto final fue el sexto de 2007 (quinto en los despachos con la inhabilitación de Levi Leipheimer) y en la que el año pasado acabó octavo; y por otro Joaquim Purito Rodríguez (Katusha), quien se ha borrado de todo favoritismo por salir de una lesión, por llegar justo de forma y por tener a priori más la mente en la Vuelta y en los Mundiales de Ponferrada, pero no habría que descartar el "de menos a más" de Purito Rodríguez en el seno del Katusha. Sobre todo de cara a la tercera semana. "Lucharé por etapas y por la montaña", corta.

Entre los aspirantes están el belga Jürgen van der Broeck (Lotto-Belisol), un eterno outsider que ha sido dos veces cuarto gestionando la carrera por atrás y que ya tiene 31 años; el holandés Bauke Mollema (Belkin), sexto el año pasado, siempre regular y referencia de un equipo que pierde el patrocinador; el joven polaco de 24 años Michal Kwiatkowski (Omega Pharma), que fue undécimo el año pasado en su debut y que es muy buen corredor; o los estadounidenses Andrew Talansky (Garmin-Sharp, décimo en 2013)  o Tejay van Garderen (BMC, quien lo hizo muy bien 2012 pero naufragó en la pasada edición). El Lampre italiano acude con el estadounidense Chris Horner, el ganador de la Vuelta pasada que acude con 43 años tras perderse el Giro por un gravísimo accidente, y con el portugués Rui Costa, actual campeón del mundo y que viene de ganar el Tour de Suiza por tercera vez.

Habrá que ver qué propone la regularidad del checo Leopold Konig, una de las figuras del equipo invitado y debutante NettApp Endura que tan bien lo hizo en la Vuelta 2013, o esa incógnita que son en el Trek los hermanos Schleck, más Andy que Frank, dos sombras de lo que llegaron a ser apenas un lustro atrás. O la eterna espera francesa, que vuelve a tener en los escaladores Pierre Rolland (Europcar) y en Thibaut Pinot (FDJ.com) a dos referencias; sin olvidar al jovencísmo, pero muy talentoso, Romain Bardet (AG2R).

Solo son algunos nombres propios entre los 198 ciclistas, 20 españoles (y con Haimar Zubeldia disputando la carrera por decimotercera vez en su trayectoria), que posteriormente alimentarán sorpresas  o decepciones, según se mire, en una nueva edición de un Tour donde, en términos de velocidad, se darán cita buena parte de los mejores sprinters de la nueva generación: el eslovaco Peter Sagan, el alemán Marcel Kittel, el alemán John Degenkolb, el noruego Alexander Kristoff, el británico Mark Cavendish, el alemán André Greipel, el francés Arnaud Demaré,...

Y una luz propia, solo por el mérito de acumular semejantes kilometradas, es la del australiano Adam Hansen. El ciclista del Lotto-Belisol afronta su octava gran vuelta de tres semanas seguida. En 2012 y 2013 disputó y acabó Giro, Tour y Vuelta y en este 2014 anda enfrascado en el mismo reto. De momento ya acabó el Giro y ahora afronta una ronda gala en la que, tomen nota, se dejará ver en alguna etapa. Y a lo mejor desde dentro... El Tour comienza a incorporar las cámaras 'on board' en su cobertura de la carrera.