Keith Scott abandona su vehículo, rodeado por los agentes, y camina hacia atrás unos segundos, con las manos bajadas, hasta que estos cuatro disparos acaban con su vida. Las imágenes, difundidas hace pocas horas por la policía, no permiten ver si llevaba un arma como aseguran las autoridades. En esta segunda grabación, se observa el momento en que lo rodean, pero el vídeo carece de sonido hasta después de los disparos, cuando los agentes piden que les proporcionen unas esposas y equipo médico.
"Los vídeos no demuestran que llevara un objeto en la mano", asegura el abogado de la familia.
Aunque la policía encontró sobre el terreno esta pistola con restos de ADN y rastros de sangre de Scott, los allegados siempre han defendido que no iba armado, como ha intentado probar su mujer con esta grabación.
"Ahora tenemos más preguntas que respuestas", afirma su cuñado.
La indignación ha vuelto a tomar, por cuarto día consecutivo,  las calles de Charlotte, donde decenas de ciudadanos han pedido justicia para Scott y medidas contra la brutalidad policial.