La situación en Galicia se debe, en esta ocasión, a las provincias de Pontevedra y Lugo, que fueron las que lograron mayores bajadas en los casos seguidos por la Fiscalía. De hecho, prácticamente todo el descenso se debe a Pontevedra, donde la disminución se cifró en 5.420. Una circunstancia que le dio la vuelta a la tendencia existente hasta el momento. Y es que hace dos años esta provincia vivió una subida casi idéntica a la bajada de 2004.

 

 

Un cambio en los papeles que afectó a todas las provincias gallegas, a excepción de Ourense, que se mantiene al alza, aunque con menos ímpetu, pasando de un 10% a un 2,34%. Por el contrario, A Coruña, que en 2003 logró reducir en 12 puntos su nivel de delincuencia, en el último año volvió a vivir un aumento.

 

Lugo, por su parte, comparte estilo con Pontevedra y en 2004 rebajó lo que ganó en el ejercicio anterior.

 

El importante papel que juega Pontevedra en la situación gallega responde a que es, en términos generales, la provincia más peligrosa. Con los cerca de 90.000 casos que pasaron por la Fiscalía, saca una notable ventaja a las restantes zonas de la comunidad. En A Coruña, pese a tener un censo de población similar, los fiscales sólo tuvieron que atender 60.000.

 

Y aún menos significativos son los datos globales que arrojan Ourense y Lugo, con 20.000 y 15.000 casos, respectivamente.

 

 

La Fiscalía atendió el doble de denuncias de malos tratos, pasando de 13.528 en 2003 a las 29.029 que se tramitaron el pasado año. Crecieron un 114,6%.

 

 

Cada vez son más los menores que llegan a los juzgados acusados de malos tratos, sobre todo contra sus padres. El pasado año fueron 171, un 17,9% más que en 2003.