¿Cómo realizar un masaje en la columna vertebral y los glúteos?

La zona sacra esta llena de terminaciones nerviosas. (GARNIER)
La zona sacra esta llena de terminaciones nerviosas. (GARNIER)
GARNIER
La zona sacra esta llena de terminaciones nerviosas. (GARNIER)

La zona sacra de la columna vertebral y los glúteos siempre han sido considerados como una de las zonas más eróticas del cuerpo humano y por lo tanto muchas personas se sienten muy mal cuando alguien les toca o les acaricia dicha zona.

Por eso en este masaje a diferencia de los demás que he explicado, no conviene centrarse demasiado al comenzar en la caricia erótica, es muy importante desensibilizar los prejuicios para que el placer fluya con toda su intensidad.

Este es el masaje de los cuatro olores porque usaremos cuatro aromas que juntos tienen una función relajante y estimulante al mismo tiempo.

Muchos de los prejuicios sexuales que compartimos todos los que pertenecemos a esta cultura se centran en considerar la zona sacra como fuente de aberraciones y conductas sexuales degradantes o simbólicas.

Mucha gente cree que si un hombre siente placer sexual localizado en los glúteos está experimentando una sexualidad larvada o que, el placer sexual asociado a las relaciones anales solo lo experimentan las mujeres o los hombres afeminados, lo que es rotundamente falso.

Esta zona está cuajada de terminaciones nerviosas placenteras y en esto como en muchas otras cosas hombres y mujeres son iguales pero la cultura nos hace diferentes.

Por esto, este masaje es el que más rechazo suele provocar. Si cuando lo estás recibiendo o lo estás dando te sientes mal, ¡déjalo! La conducta sexual humana incluye tantas variaciones y todas son tan divertidas que centrarse en los que no gusta es perder el tiempo.

Su duración es de 15 a 20 minutos, pero puede ser más si os enrolláis bien. Necesitas una toalla de baño caliente, otra para cubrir las piernas al comienzo del masaje y tener preparado el aceite de masaje.

Preparación

Este aceite se prepara con una cucharadita de aceite de almendras, una cucharadita de aceite de corazoncillo, mezclar bien sin batir y añadirle los aceites esenciales que son una gota de hinojo dulce, una gota de anís, una gota de rosa y una gota de canela mezclando bien en un platito.

El que va a recibir el masaje ha de colocarse boca abajo, con la cabeza descansando sobre una almohada y los brazos como más cómodos resulten, también conviene colocar las piernas cómodamente para que no se duerman.

Envuelve las piernas desde las rodillas en la manta, porque el principio se suele sentir frío en los pies. Cubre con la toalla caliente la cintura y los glúteos y colócate de pié junto a la cintura de tu oponente.

Apoya las manos paralelas con las palmas hacia abajo con suavidad, sobre la toalla y en la cintura, balancéalas como si estuvieras meciendo una cuna.

Mantén este movimiento durante un tiempo hasta que notes que la respiración de tu pareja se hace más pausada, quita la toalla y usa la mitad de la mezcla de los aceites para friccionar la zona de la cintura en círculos, en el sentido de las agujas del reloj a lo largo de la cintura y bajando por las caderas hacia los muslos, para recorrer igualmente el pliegue que forman los glúteos y las piernas.

Los movimientos deben de ser muy fluidos sin brusquedades y rítmicos, sin entretenerte en ninguna zona en especial. Ahora colócate mirando hacia la cabeza, toma la cantidad de aceite que queda y extiéndela por los glúteos con una caricia muy superficial.

Apoya ambas manos juntas en la masa más carnosa y amasa como si estuvieras haciendo pan, primero con un cachete y luego con el otro, hazlo concienzudamente, sintiéndote implicado/a en la acción.

Apoya todo el cuerpo en las manos y deslízalas con fuerza tomando grandes puñados de músculo con fuerza pero delicadamente, no se trata de hacer daño, se trata de mover los músculos desde el interior.

Este movimiento has de repetirlo varias veces hasta que notes que el cuerpo de tu pareja se ablanda y las piernas se separan ligeramente.

Desliza las manos entre los cachetes hacia la zona interior de los muslos con suavidad hasta las rodillas, da la vuelta por la corva y la cara exterior del muslo, rodea el músculo y vuelve acariciar la zona interna rozando apenas el periné. La mayoría de las personas consideran esta caricia muy excitante.

Después… lo que venga es cosa vuestra.

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