La hegemonía conservadora en Galicia

Escasos votantes y mucho voto de derechas han configurado durante 25 años la vida política gallega.
Durante la etapa de la transición el peso del voto conservador fue aplastante: el 69% en las primeras generales de 1977 y el 58% en las primeras autonómicas de 1981. El voto de derechas en esta primera etapa estuvo dividido en dos: UCD (Galicia fue uno de sus principales feudos) y AP (partido mucho más a la derecha que el anterior). AP fue ya el partido más votado en las primeras autonómicas de 1981. La desintegración de UCD después de 1982 benefició a AP, aunque parte del voto de UCD se desplazó hacia otros horizontes. El CDS recogió algo, pero el partido de Suárez jamás logró captar aquí muchos votos de la ex UCD ni tener relevancia. El fenómeno más significativo de la dispersión de UCD en Galicia fue la toma de posiciones nacionalistas de algunos de sus líderes más ligados al caciquismo rural orensano y lucense, que apoyaron el crecimiento de Coalición Galega, la formación de signo galleguista de centro-derecha que alcanzó un cierto relieve en las autonómicas de 1985 (con el 12,9% de los votos y 11 de los 71 escaños de entonces). La presión de una fuerza galleguista conservadora competidora forzó a AP a adoptar aires autóctonos regionalistas, y se presentó a esas autonómicas como Coalición Popular Galega. El nacionalismo conservador duraría poco y CG, tras muchas peripecias (se alió con el PSOE en 1987 para desbancar del Gobierno de la Xunta a AP), acabaría agonizando en las autonómicas de 1989.

Llegada de Fraga. En 1989 la autonomía gallega inició una nueva etapa, marcada por la llegada de Manuel Fraga, líder de la derecha más conservadora que, nada más arribar a Galicia, cambiaría su anterior discurso centralista por otro de marcado acento regionalista. Bajo las nuevas siglas, PP, Fraga obtuvo en las autonómicas de 1989 un rotundo éxito electoral (44%), que acaparó casi todos los votos de las tendencias del centro y la derecha, incluidos muchos que antes fueron a la derecha galleguista. Las autonómicas de 1989 supusieron la muerte política en Galicia del CDS, pero también de Coalición Galega y del Partido Nacionalista Galeguista (también conservador), y la hegemonía total en el ámbito gallego, por muchos años, del PP. Fraga logró mejorar aún los resultados en 1993 (52,1%) y consolidarlos en 1997 y 2001. Desde 1989 hasta ahora el PP ha gobernado Galicia con mayoría absoluta durante cuatro legislaturas. Fraga, el monarca galaico, ha sabido canalizar durante ese tiempo las periódicas guerras entre los señores de los distintos feudos de la derecha gallega, y por eso su sustitución es tan difícil desde dentro. Sin embargo, ahora la situación parece complicarse, ya que el alargamiento in extremis de la vida política del viejo líder puede desembocar en su sustitución desde fuera (si no logra la quinta mayoría absoluta). En ese caso, la pérdida de poder abocaría a una grave crisis a la derecha gallega, aglutinada hoy en el PP, dadas las fuertes tendencias centrífugas larvadas que sólo un hombre fuerte y con poder ha podido contener.

Mañana: La oposición en Galicia.

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