Marta y Juan, nombres ficticios de una joven pareja de Madrid, a sus 43 años llevan cerca de cuatro a la espera de poder adoptar a un niño y cumplir con su gran ilusión: ser padres.

En agosto de 2006, los médicos les comunicaron que no podían tener hijos tras llevar más de un año intentándolo. Pasado el trauma, sobre todo de Juan, que deseaba formar una familia numerosa (unos cinco hijos, dice), optaron por la adopción.

Primero, hay que cumplir los requisitos: tener más de 25 años, ser al menos 14 años mayor que a quien se adopta y conseguir un Certificado de Idoneidad (CI) para la adopción expedido por un órgano competente.

"En cinco meses obtuvimos el CI y enviamos la documentación a Rusia", asiente Ana con resignación.

Tras más de un año sin noticias y "con el ánimo por los suelos", confiesan, recibieron una carta informándoles de que debían ir a Cheliabinsk para la asignación.

"Sólo querían que entregáramos la documentación en persona. Mi mujer no paró de llorar porque pensaba que nos darían al niño", cuenta Juan. Además, meses más tarde les comunicaron que aquella región había decidido negar las adopciones a españoles que fueran por libre, es decir, sin una asociación acreditada que los respaldara en el proceso.

A partir de ahí, "nuestra vida fue frenética", explican. Contaron su historia en casi todas las asociaciones españolas autorizadas por las comunidades autónomas (las competencias están transferidas) para facilitar los trámites de adopción, pero ninguna accedió a colarlos en la lista de espera. "Aún nos quedan dos años como mínimo. Los dos primeros no han servido de nada", lamenta Ana.

"Mejor no acordarme"

Miguel Góngora, presidente de la Federación de Asociaciones de Adopciones Internacionales (Adecop), hace ya casi 18 años que consiguió adoptar a sus dos hijos (una niña y un niño de Colombia que entonces tenían 13 y 14 meses). "Prefiero no acordarme. Fue una dura batalla que duró más de cuatro años", cuenta.

"En aquella época casi no había leyes que regulasen la adopción internacional. Había que ponerse en contacto con los países de origen de los niños y buscarse la vida con las diferentes autoridades de la zona", relata.

Tras varios intentos sin éxito, esta pareja contó con la colaboración de una monja que regentaba una residencia infantil en Colombia. Ella se encargó de buscar a los niños y tramitar la documentación. "Luego todo fue coser y cantar. Fuimos mi mujer y yo, y en unos días estábamos de vuelta con los pequeños", cuenta entusiasmado. Tras su experiencia, Miguel y su mujer decidieron crear Adecop.

Bajón de las adopciones

En España la media de espera para adoptar en el extranjero es de cuatro años. El problema es que los principales países con los que hay convenios de adopción han endurecido los requisitos y se ha reducido el número de niños adoptables (aquellos que según las autoridades de los diferentes países no tienen padres, ni familia o se considera que éstos no pueden hacerse cargo de ellos).

Por ejemplo, si en 2004 fueron adoptados 5.541 niños extranjeros, en 2007 (últimos datos oficiales), la cifra bajó un 34%, a 3.648, y en 2008, a menos de 3.400, según la Coordinadora de Asociaciones en Defensa de la Adopción y el Acogimiento (CORA).

Pese a la disminución, el número de solicitudes ha seguido creciendo (el año pasado hubo 11.500 peticiones, 2.000 más que en 2005).

Los casos más llamativos son los de China y Rusia, los principales países de donde proceden los menores (el 55% de los pequeños vienen de allí). Ambos han frenado las adopciones a familias monoparentales y homosexuales.

Lo que hay que saber