La adquisición de una vivienda lleva aparejados muchos otros cambios: un traslado familiar, la venta de la anterior casa, la compra de muebles... Por eso, una vez tomada la decisión, todo el mundo quiere disfrutar de su nuevo hogar cuanto antes.

Sin embargo, si la vivienda es de obra nueva, lo más probable es que haya que esperar.

Se calcula que sólo el 3% de las casas se entregan en el plazo estipulado.

Mientras tanto, la hipoteca va corriendo, el piso anterior no se puede vender o hay que seguir pagando el alquiler. Una situación que, según las organizaciones de consumidores, acapara cerca de la mitad de las reclamaciones de compra de vivienda nueva. La demora suele ser de tres a seis meses de media, aunque, en algunas ocasiones, puede llegar a varios años.

Antes de firmar

Para evitar los retrasos, estos organismos aconsejan a los futuros compradores leer bien el contrato antes de firmarlo y comprobar que figura la fecha de entrega de llaves. Eso sí, no vale cualquier fecha: hay que exigir que se especifique el mes exacto y huir de expresiones ambiguas del tipo "en la primavera de 2008" o "a partir del mes de septiembre".

Aunque se incluya la fecha de entrega, es fundamental fijarse en la letra pequeña. Muchas veces, el contrato puede contener frases como "fecha de entrega orientativa" o "la promotora se reserva el derecho de modificar los plazos establecidos", que la invalidan en la práctica.

También es importante exigir compensaciones. "El comprador puede exigir que se incluyan en el contrato indemnizaciones en caso de incumplimiento de las fechas fijadas", afirma Gustavo Samayoa, responsable de vivienda de la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes. Si ya se ha firmado el contrato y no refleja estos datos, cualquier folleto informativo o publicitario de la promoción en los que se especifique una fecha valdrá como prueba para iniciar un proceso judicial. Ante los tribunales este documento tiene valor contractual.

Una cadena de excusas

Ante estos retrasos, las promotoras inmobiliarias alegan en su defensa demoras en el cumplimiento de los pasos intermedios que conlleva la construcción de un inmueble, como la adjudicación de terrenos, la obtención de permisos o la entrega de materiales. Sin embargo, estos retrasos no sólo suponen un problema para el comprador; la promotora también los sufre, pues eso le obliga a pagar impuestos por más tiempo y ya no puede repercutir su coste sobre el precio final de la vivienda.

Sin piso tras siete años pagando: Alejandro Trigo Comercial, 34 años

"Llevo ya siete años pagando por una casa que aún no existe", afirma Antonio, uno de los muchos afectados por la demora en la entrega de viviendas en el madrileño PAU de Carabanchel. Firmó la compra de su piso en el año 2000, con la promesa de tenerlo terminado tres años después. A día de hoy, aunque muchos pisos de la zona han sido ya entregados, su inmueble sigue todavía en construcción.