Este último acto fue un golpe clave. Precisamente, en esa reunión la Universidad iba a aprobar un nuevo listado de infracciones y sanciones disciplinarias. Una normativa que ampara la expulsión definitiva del estudiante que «obstruya o interrumpa por la fuerza la celebración de actos académicos». El rector, Juan Ignacio Pérez, dio por terminado el acto después de que 100 jóvenes impidieran su intervención.
«Si los órganos de poder de la UPV no cuentan con la voz del estudiante, nos sentimos legitimados a actuar así», explican desde Ikasle Abertzaleak.
El próximo claustro de profesores se espera para febrero. Entonces, previsiblemente, se aprobará el reglamento que permitirá echar el guante a los alumnos que protagonicen este tipo de protestas. Eso sí, la luz verde definitiva la tiene que dar el Consejo de Gobierno de la Universidad.
El nuevo reglamento también prevé la expulsión para quien cause destrozos en los campus. Además, obliga a pagar su arreglo.
De la amonestación a la expulsión
Infracciones muy graves: Son muy graves los actos de agresión física o verbal, la destrucción de bienes o la interrupción por la fuerza de actos académicos. Supone la expulsión definitiva y obliga a pagar los desperfectos.
Infracciones graves: El robo de material, el plagio de trabajos, el falseo de exámenes o notas, el acoso y la revelación de información confidencial. Conlleva la expulsión de uno a tres cursos.
Infracciones leves: Copiar o dejarse copiar, la desconsideración en el trato a un trabajador o deteriorar el material. Supone una amonestación y un periodo de prueba.
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