Mirando 20 años atrás, el hábito de dar el pecho inmediatamente después del parto no ha cambiado, algo que cumplen –entonces y ahora– el 85% de las mujeres. Sí ha aumentado el porcentaje de quienes aguantan hasta el sexto mes (a mediados de los ochenta era un 17%).
Los beneficios
Para madre e hijo: Mantener la lactancia favorece los lazos afectivos entre madre e hijo, según la socióloga del Iesaa Sara Pasada. La ventaja de la leche materna respecto al biberón es que la primera transmite al pequeño los anticuerpos –defensas del organismo– de la madre. Es también una forma de gastar las grasas que la mujer genera durante la gestación y reduce el riesgo de cáncer.
Por otra parte, Pasada recalca que dar el pecho es una habilidad que se aprende, «pero las madres no enseñan a sus hijas. Los problemas al dar de mamar las frustran y ellas piensan que los inconvenientes son por su culpa».
¿Seis meses de teta con cuatro de baja?
Según el estudio, uno de los problemas para continuar la lactancia materna tras el cuarto mes del bebé es la finalización de la baja laboral de las madres, que dura en España cuatro meses. Por si fuera poco, ginecólogos como Fermín Criado, del Hospital Materno Infantil de Málaga, recomiendan que la baja se coja antes del parto para evitar complicaciones en el feto.
Dos tesmonios
Francisca Moya. Voluntaria Colectivo la Leche
«Dar el pecho es lo mejor»
«Amamantar a un hijo tiene múltiples beneficios para la madre, el niño y la sociedad. A las primerizas las animo a que se informen para saber qué hacer cuando hay problemas como, por ejemplo, demandar mucha o poca leche. Muchas lo dan como un biberón. Lo correcto es darlo tumbada o sentada, barriga con barriga y su cabeza apoyada en el antebrazo. Ahora hay más presión para destetar pronto, a los cuatro o cinco meses».
Ángel Ramírez. Sociólogo del Iesaa
«Ellas no se sienten apoyadas»
«La ausencia de un protocolo claro sobre la lactancia hace que muchos pediatras prescriban con ligereza el biberón –más arraigado en los pueblos– para el bebé. Ante inconvenientes salvables, como dolor en los pechos o un cese temporal de producción de leche, las madres dejan de dar la teta. Ellas no se sienten apoyadas por el sistema sanitario y, además, temen repercusiones laborales por estar de baja maternal».
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