El ministro de Interior, Giuliano Amato, ya había denunciado el uso de la mezquita de Perugia para fines terroristas.
Uno de los tres detenidos es Korchi El Mustafá, de 41 años, con permiso de residencia en Italia, imán de la mezquita de Ponte Felcino, en las afueras de Perugia. Los otros son sus compatriotas Mohamed El Jari, de 47 y Driss Safika, de 46, ambos residentes ilegales y que se alojaban en el centro religioso.
El primer ministro, Romano Prodi, ha expresado su satisfacción por la desarticulación de la célula y señaló que el país se había librado de una "temible amenaza".
Según los investigadores, en la mezquita no sólo se incitaba a los fieles a la "Yihad" (guerra santa), sino que en la misma se adiestraba a personas, entre ellas niños, para el manejo de armas, explosivos y sustancias tóxicas.
Aparte de los tres detenidos, hay un cuarto marroquí que se encuentra en el extranjero pero está identificado por la policía italiana.
Tras conocerse la operación policial, denominada Hamman, dirigentes políticos de la oposición, como Isabella Bertolini, de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, han pedido al Gobierno que se suspenda la financiación de las mezquitas, ya que en ellas se difunde "propaganda integrista contra Occidente".
El dirigente de la Liga Norte, Roberto Cota, ha calificado las mezquitas italianas de "bombas de relojería" y exigió un control más exhaustivo sobre las actividades que ejercen.
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