Descubre el Tour, día a día con... Igor Antón

El joven ciclista de Euskaltel ha estado en la ronda gala hasta la 11ª etapa. Cada día, nos cuenta sus impresiones en esta página. Nació en Galdakano (Vizcaya) en 1983. En 2006 venció una etapa en la Vuelta, con final en Calar Alto (Almería), y este año ha ganado una etapa en el Tour de Romandía. Este es su diario.
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Una etapa para el cine

(lunes, 23 de julio)

Ya hemos vuelto a casa después de abandonar el Tour. Yo, que llegaba algo derrotado, me encontré en el aeropuerto con las pancartas de los familiares e incluso con la televisión.

Fuimos a comer como si hubiera ganado la carrera y después, sobre la marcha, se me ocurrió ir al pueblo, a Castroviejo (La Rioja). Allí he estado tres días con la novia porque es un sitio ideal para desconectar. Tres días sin bici y en un lugar en medio del monte.

Seguro que he tenido que coger hasta algo de peso, ya que los ciclistas notamos mucho dejar la bici. Sólo con retener líquidos puedes ganar hasta un kilo. El caso es que tras volver del pueblo hemos visto la etapa en un cine.

Contador no me sorprende porque tiene grandes cualidades

¡Menudo etapón! Hace mucho que no veía ataques como los de hoy, con los compañeros en el Euskaltel luchando mucho y bien. Contador no me sorprende porque tiene grandes cualidades.

De hecho, no veo a nadie que esté mucho mejor que él, aunque también puede pasar un día malo. En la pantalla del cine, la verdad, es que se disfruta mucho más la etapa por el sonido. Todo parece mucho más interesante.

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Asumiendo el adiós

(jueves, 19 de julio)

He entregado la cuchara: me he despedido del Tour de Francia y, de momento, lo estoy llevando bien. No es algo que haya hecho muchas veces en mi corta carrera, pero es una experiencia dura.

Recuerdo en la París-Niza de mi primer año como profesional, donde me retiré en la última etapa por estar totalmente agotado. Aquí ha sido diferente. Realmente no me pensaba retirar, pero los jefes del equipo, Miguel Madariaga e Igor González de Galdeano, me dijeron que ya estaba bien por este año.

Los jefes de equipo me dijeron que ya estaba bien por este año

Ahora, más friamente, creo que es un acierto. Aún queda mucha carrera, y muy dura, y tengo muchas oportunidades para volver. La caída del miércoles no tuvo que ver, sino más bien que no voy cómodo.

No es que haya andado mal, no me quejo por nada. Creo que este año he dado un paso hacia adelante, porque he rendido muy bien en varias carreras. Todo lo que sea progresar es positivo. Y para eso, para progresar, venía al Tour.

Ayer todavía tenía esperanzas de ir mejorando, pero a unos kilómetros del avituallamiento se iba muy rápido en el pelotón. Y se optó por la retirada en el propio avituallamiento.

Allí, un miembro de la organización vino y me quitó el dorsal. El francés no lo entiendo muy bien y no sé qué me dijo. A continuación me monté en el coche y rumbo a la meta. No llegué a ver al pelotón porque nuestro coche viajó a la zona de meta por un recorrido alternativo que iba por autovía. Llegamos a la línea de meta poco antes que los ciclistas y, ya desde el hotel, pude ver el final.

No llegué a ver al pelotón porque nuestro coche viajó a la zona de meta por un recorrido alternativo

Ahora me han dicho que
a descansar, que ya se hablará de qué otras carreras vamos a hacer antes de que acabe la temporada. Desconectaré... pero seguiré pendiente del Tour de Francia.

De momento, del Tour me llevo una enorme sorpresa. Todo esto es más que grande, grandísimo. Y lo he podido conocer, lo cual es una fortuna.

El Tour lo hacen los corredores, y la velocidad con la que marchan. Aquí se ve que llega muchísima gente muy preparada... y se nota en el ritmo que tanto me ha costado seguir muchos días.

Todavía no se ha dado la situación, pero igual echaré de menos el día a día, el tener que ponerme un dorsal para competir, el masaje posterior a la etapa...

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La primera caída

(miércoles, 18 de julio)

No tengo nada grave, pero hoy me he caído en la 10ª etapa del Tour. Siempre te quedas con un poco de rabia después de ver el suelo; en mi caso más, porque ha sido un día poco raro y encima ésta ha sido la primera caída que he tenido en toda la temporada.

Siempre te quedas con un poco de rabia después de ver el suelo

Es posible que viniera un poco tocado de salida, porque hasta que se formó la fuga se rodó a mil por hora y sufrí mucho, pero hasta esa posible falta de atención a la que invita el desgaste no es excusa.

Es más, diría que la caída fue inevitable. Aprovechando que la escapada ya se había formado y el pelotón había entrado en una fase de tranquilidad, decidí bajar a por unos bidones de agua al coche para mí y los compañeros.

Caída de Igor Antón

Cuando ya había cogido el agua y rodaba en la fila de coches no he podido evitar un frenazo brusco de un coche del Bouyges Telecom. Y al suelo. Ya digo, que no tengo nada, sólo un pequeño raspón en un brazo.

Sólo tengo un pequeño raspón en el brazo, es cuestión de orgullo

Pero es una cuestión de orgullo. No me noto bien, no voy nada fino en carrera. Incluso en el primer puerto de tercera lo he pasado mal.

Pero bueno, hay que ser positivo. En el Tour este año estamos para curtirnos y veremos en los Pirineos, a ver si podemos dejarnos ver. Como estamos en Marsella, al lado del puerto, veremos si podemos dar una vuelta por los aledaños.

Roberto Laiseka tenía la constumbre de decir: "Vamos a dar una vueltecita para bajar la cena". Habrá que honrarle.

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El Galibier, un señor puerto

(martes, 17 de julio)

Ya conocía la mitad del puerto, el Col du Télégraphe, de la Dauphiné Libéré de este año. Pero descubrí el resto.

Y puedo decir que el Galibier es un señor puerto, con una hora y media de esfuerzo constante. Aunque me encontré un punto mejor que el otro día, preferí guardar fuerzas para los Pirineos, donde estaremos ante nuestra afición.

Por eso, que en el autobús íbamos aun ritmo medio, pude disfrutar un poco del Galibier, de su rampas, de su longitud... Personalmente no noto demasiado la altura, como otros ciclistas, aunque sí es cierto que puede notarse algo en el rendimiento. Cuando no puedo, a mí me duelen las patas.

Me reí con Flecha, le quitó una bandera de Sudáfrica a un seguidor del Barloworld y la estuvo ondeando

El Galibier podría ser el puerto más alto que he escalado nunca (2.645 m.), pero curiosamente es el anterior, el Iseran (2.770 m.), que por metros supera al Stelvio (2.758 m.) que ascendí en el Giro.

En esta etapa me reí de nuevo con Flecha, que le quitó una bandera de Sudáfrica a un seguidor del Barloworld y la estuvo ondeando unos instantes en medio de la carrera.

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El cuerpo y las matemáticas

(lunes, 16 de julio)

Ayer nos levantaron los vampiros para hacernos un control de sangre. Mejor ayer que hoy, que nos suena el despertador a las nueve de la mañana.

Después, tras el desayuno, asistimos a una rueda de prensa y a las once salimos con la bicicleta. Porque en el día de descanso no hay que perder la rutina de la bici. Nos subimos el Iseran, el primer puerto de mañana.

Nos subimos el Iseran, ¡vaya subida! ¡va a hacer mucho daño!

¡Vaya subida! ¡Va a hacer mucho daño! El primer tramo se hace más o menos bien, pero el viento es en contra y eso marcará diferencias. Y después, doce kilómetros ganando altura. El que vaya bien tirará hacia delante casi sin darse cuenta.

Yo tengo mis dudas para la etapa de mañana, pero quiero sacar pecho y afrontar el día con todas las ganas posibles. El cuerpo no es matemáticas y lucharemos por estar en cabeza, porque el descanso me vino bien.

Yo y mi compañero de habitación, Astarloza, tenemos la rutina de dormirnos pronto. Una vez nos dijeron que en una gran vuelta, si te quitas una hora de sueño diaria, al final pierdes 24. O sea, un día entero que no has descansado.

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He podido disfrutar de los paisajes alpinos

(domingo, 15 de julio)

Andaba con la mosca detrás de la oreja porque no me he encontraba bien, pero ayer se confirmó: acabé bastante atrás. Tenía una sensación de vacío, como si me faltaran las fuerzas, y acabé ingresando en la grupeta de Tom Boonen, lejos de donde quería estar. Entramos con unos minutos de margen sobre el fuera de control, pero éramos un grupo bastante numeroso en el que se pedaleaba a un ritmo cómodo y llevadero. Dentro de lo malo, por lo menos he podido ver y disfrutar los paisajes alpinos.

Al principio no veía mucho conocido, aunque luego me he encontrado con Flecha. «Qué, guardando fuerzas», me ha preguntado al verme. «Ojalá», le he dicho. Tú tranquilo, me ha respondido, que también hay que saber pasar estos días. Un momento gracioso ha sido cuando Flecha le ha cogido a un aficionado una muñeca hinchable con la que animaba a los corredores y la ha llevado unos metros en la bici.

También he visto al famoso diablo, al que tenía ganas de ver en acción con su bici gigante y su disfraz. El más sorprendente de todos, no obstante, ha sido un aficionado que iba vestido con una especie de tanga verde y unas gafas a lo Elvis.

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Hice lo más difícil

(sábado, 14 de julio)

Acabó la primera etapa de montaña de esta edición. Y ha sido un día duro.

Hoy, tela; ése es el mejor resumen. No podía de ser de otra forma, con todo

el mundo aún con fuerza. Pero se agradece, y mucho, que tuviéramos el hotel

al lado de la meta, porque llevábamos unos días en los que teníamos que

desplazarnos unos kilómetros y, entre unas cosas y otras, te dan las siete y

media de la tarde.

Este hotel, además, ya lo conocía. Cuando corrí el Tour del Porvenir, en

2004, disputamos una etapa-circuito en Le Grand Bornand. Se disfruta llegar

a un sitio más familiar, aunque si no lo fuera te engancharía igualmente por

estos paisajes preciosos que nos rodean, con muchos picos por encima de los

3.000 metros. Como hemos llegado pronto, es posible que nos quede un poco de

tiempo para dar un paseo por los alrededores.

Tengo pensado un viajecito por aquí, aunque también en función de cuando

acabe la temporada. Recorrer los Alpes desde Ginebra hasta Milán,

disfrutarlos en otra época, y sin la bicicleta. Ya estoy mirando recorridos

y sitios por donde pasar, pero viendo estos paisajes te entran más ganas.

Subiendo no me he encontrado nada mal, pero en el tramo llano no iba fino, notaba que me faltaba algo de fuerza. Y he optado por levantar el pie.

Hoy, hice lo más difícil: coger una fuga. En una subida de tercera categoría

me escapé con otros ciclistas en busca de los corredores que abrían la

carrera. Subiendo no me he encontrado nada mal, pero en el tramo llano no

iba fino, notaba que me faltaba algo de fuerza. Y he optado por levantar el

pie. En la última subida, incluso, he preferido guardar fuerzas para

próximos días, aunque en el grupo de los favoritos, que iban con fuerza, no

se marchaba a un ritmo agónico que te fundiese.

La Colombiere, que no conocía, me ha parecido un puerto muy exigente. Aunque

supongo que el ritmo de esta primera semana también ha dejado su sello en

las piernas. Sinceramente no me veo al 100%, pero creo que puedo ir a más a

medida que la gente sufra más desgaste con la montaña y el calor.

Es curioso. Las dos etapas que he ganado, una de Vuelta y otra del Tour de

Romandia, las he logrado con lluvia; a mí me va más el calor, funciono

mejor.

En la carrera la gente anda con miedo y pedalea esperando a ver qué pasa. No

se ve claramente quién está mejor y quién no anda fino. Klöden y Vinokourov,

tocados, han salvado el día. En la carrera, en la salida y en la meta la

gente está muy pendiente de ellos. Tanta atención mediática es una forma más

de promoción de su equipo, aunque estén doloridos.

Además, Vinokourov ha demostrado que es un hombre muy duro, que no se achica no nada y que se crece en la adversidad. Igual mañana llega y pega un zarpazo, pese a su reciente caída.

El Euskaltel-Euskadi ha estado otra vez de chapó. A Landaluze le ha faltado

un pelo para vencer la etapa. Después, en el hotel, nos ha comentado que ha

comenzado La Colombiere en sexta posición, pero que a su ritmo, poco a poco,

ha ido superando ciclistas hasta la segunda posición. Es un corredor

magnífico, sólo le falta un poco de suerte.

Muchas veces he pensado patentar un casco con una cámara integrada. Me gusta la bici, pero la fotografía también.

En carrera ha sido curioso, durante la etapa, ver una grúa enorme con muchas

bicis colgadas. Entre risas, piensas que a qué chalado se le ha podido

ocurrir montar algo así. La gente se vuelca mucho con la carrera. aunque

desde la bicicleta se te escapan muchas cosas de las que rodean la

carretera. ¡Por la tele se ve mucho mejor cada pequeño detalle! Muchas veces

he pensado patentar un casco con una cámara integrada. Me gusta la bici,

pero la fotografía también. Un pequeño invento con un botón en el manillar y

¡ale! A hacer fotos.

Los dos últimos kilómetros de La Colombiere eran un pasillo de público. Y

entre ellos estaban los de la peña de Iñaki Isasi. Han pintado medio puerto

con mensajes de ánimo. Eso empuja a cualquiera, la verdad. Es una sensación

muy especial la de ver gritos de ánimo en un pasillo de gente.

Y para este domingo una etapa no muy larga y corta. A ver qué tal se da la

jornada, que promete ser interesante.

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Esto sí es el Tour

(jueves, 12 de julio)

Sobre el perfil, la etapa no parecía muy dura, pero se fue tan rápido que realmente me di cuenta que ya estamos en el verdadero Tour de Francia; un día de esos en los ves que no hay bromas.

De nuevo se ha ido a un ritmo muy alto; posiblemente haya sido el día que más he sufrido. Intenté colocarme e ir más adelante en el pelotón, pero he acabado desistiendo para ir casi todo el rato de la mitad para atrás del pelotón.

Posiblemente haya sido el día que más he sufrido

No quiero que me engañen las sensaciones. En las cuestas, eso sí, podía coger un poco de aire y subir posiciones... de lo contrario hubiera sido un calvario.

En el último puerto, sin embargo, he dudado en levantar el pie, pero he aguantado un poco, lo he dado todo y he podido seguir en el grupo. Luego, en la bajada, he tenido que alucinar con el ritmo al que se iba.

En algunas curvas esto parecía más una carrera de MotoGP que de bicis. Tras el descenso, el último kilómetro picaba un poco para arriba y lo he dado todo para seguir el ritmo, aunque he acabado cortándome... y cortando a otros cinco corredores que venían tras de mí.

La caída de Vinokourov tuvo que ser importante: entre él y donde quedó la bici había más de diez metros.

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Imposible llegar a la cabeza

(miércoles, 11 de julio)

Después de la larguísima jornada del martes, ayer pasamos un día cómodo. ¡Ojalá todas fueran así! Pero la gente sigue andando a tope, con fuerza.

Al principio de la etapa me he dicho "voy a pasar un poco para adelante", para rodar en cabeza. Y me ha sido imposible, por el ritmo del pelotón.

Los últimos kilómetros transcurrieron por una larga y ancha recta ancha en la que se rodaba bien. Los Baleares trabajaban para subir a Valverde y Pereiro, he cogido su rueda y he logrado acabar la etapa justo detrás de Valverde, algo anecdótico.

Una de las cosas por las que te das cuenta que esta carrera es diferente es por los aficionados. Todos los días ves gente disfrazada o que te planta un muñeco vestido con algo del Tour. Es increíble la imaginación que tienen.

Todos los días ves gente disfrazada o que te planta un muñeco vestido con algo del Tour

También es curiosa la cantidad de medios de comunicación; según bajas del autobús ya te encuentras cuatro o cinco periodistas. Normalmente el primero que baja es el que más les atiende, pero aún así tardas lo tuyo en llegar al control de firmas, porque también están, y es algo impactante, los que quieren una foto o un autógrafo para su álbum.

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Kilómetros que no pasan

(martes, 10 de julio)

¡Buf! Vas tan despacio que se hace eterno. Lo cierto es que los 236 kilómetros de hoy se han hecho muy largos, más de lo que lo son.

Después de días así he aprendido a valorar aún más a cualquier ciclistas que hace algo en el Tour.

Estás en la etapa y no avanzas. Vas pedaleando y miras el cuentakilómetros. Cincuenta. Al rato, que te parece mucho, vuelves a mirar. Cincuenta y dos. Miras de nuevo. Sesenta.

Nada. No pasan los kilómetros. Bromeaba con Juan Miguel Mercado, corredor del Agritubel francés, que él no lleva cuentakilómetros para no saber lo que queda.

Quise ir con cuidado, me coloqué atrás para evitar caídas y me pasé de precavido

Al final perdí unos segundos, cuarenta y tres. Tampoco es que me importe mucho, pero sí fue mi culpa.

Quise ir con cuidado, me coloqué atrás para evitar caídas y me pasé de precavido. No pensaba que fuera a descolgarme, pero cuando me dí cuenta... ¡zas! Pero vamos, no me inquieta ese tiempo perdido.

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"Mucha tensión"

(lunes, 9 de julio)

Igual en alguna etapa del Giro en el que participé he vivido momentos similares, pero aquí el nerviosismo es mucho mayor... y todo, a lo mejor, por salvar la posición en el grupo. Así ha pasado, que al final hubo caída.

No ha sido la única del día; sí la más curiosa por el tapón de ciclistas que se formó. A mí, que iba tranquilo, me cogió atrás. Mientras se descongestionaba la carretera, hemos visto la llegada final a través de una pantalla gigante que teníamos al lado.

Mientras se descongestionaba la carretera, hemos visto la llegada final a través de una pantalla gigante que teníamos al lado

La gente, volcadísima, animaba a Tom Boonen, que es un ídolo en Bélgica. Está claro que esta carrera es diferente por todo. En el equipo hemos tenido escapado a Rubén Pérez. Chapó por él, porque tiene una gran visión de carrera y lo ha demostrado.

Aquí en el Tour no es fácil coger la fuga buena, porque todo el mundo tiene intereses, pero él ha sido capaz y dice mucho de su calidad. Hoy no he podido coger la bolsa del avituallamiento. Entre el público y la velocidad no lo veía claro, pero como en la salida había cogido mucha comida he podido ir alimentándome bien.

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"Ha sido el peor día"

(domingo, 8 de julio)

No nos hemos podido dar ni un masaje del jaleo que hemos tenido con el traslado desde Inglaterra hasta Francia... después de una etapa en la que se ha volado. De salida resultaba curioso que nunca parecíamos dejar Londres. ¡Qué grande!

Teníamos que pasar el Eurotunnel a las ocho de la tarde y hasta las nueve y media pasadas no llegamos a nuestro hotel de ayer. El paso por el túnel era un poco claustrofóbico, porque los autobuses y los coches van dentro de un tren.

El paso por el túnel era un poco claustrofóbico, porque los autobuses y los coches van dentro de un tren

Antes de entrar calibré a cero el altímetro de mi pulsómetro. En un momento que lo miré, me indicaba que estábamos 250 metros bajo el nivel del mar. Y no me extrañaría que fuera más, ya que estos aparatos varían sus mediciones en función de la presión y otros factores. Pero ya es excavar.

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"Es un sueño hecho realidad"

(sábado, 7 de julio)

Menudo día. Impresionante. Sé que en este Tour, mi primer Tour, voy a tener momentos malos, pero hoy he disfrutado muchísimo. Vivir un sueño de la niñez es una experiencia única. No sé ni que tiempo he marcado en meta, ni en qué puesto he culminado, pero debutar en el Tour ha sido suficiente para estar contento.

Todo el recorrido de gente ha sido impresionante, no hay otra palabra. Me había imaginado como podría ser, pero hasta que no lo ves aquí no te das cuenta realmente de lo que es esto. Más de un millón de personas en las cunetas, hablábamos después del prólogo. Y eso que igual aquí en el Reino Unido no hay tanta tradición como en otros lugares de Europa, pero lo cierto es que no escuchaba casi las instrucciones del pinganillo cuando estaba corriendo.

Más de un millón de personas en las cunetas de Londres es algo increíble aquí, que no hay tanta tradición (Igor Antón)

Además el circuito ha sido muy atractivo. Esta mañana, sobre la una o así, nos trajo el autobús del Euskaltel-Euskadi a la zona de la etapa. Ya a esas horas se veía movimiento de público cogiendo sitio. Nosotros, con cierto margen, hemos sido como unos turistas más en esta ciudad. No la conocía, pero es tan famosa que siempre te suenan ciertos monumentos, te resultan familiares. Ese momento de turismo nos ha permitido disfrutar el circuito por el que íbamos a correr después.

Puedo decir que he dado todo sobre la bici. La crono no es mi terreno, pero he ido al tope. Tampoco me ha importado el tiempo que he hecho, pues esta no es mi guerra. Después, sesión de masaje, cena y una charla con el equipo para hacer balance de la jornada.

Y mañana, doble etapa. Se hará muy duro. No sólo por volver a Londres, volver a sufrir el tráfico y los atascos, sino que también viviremos el primer día de carrera con toda la tensión que eso conlleva. Y luego, tras el final, traslado al autobús y retorno a Francia a través del Eurotúnel.

Desplazamientos, coordinación,… igual no tenemos tiempo ni para el masaje.

Por eso ahora, que en España son sobre las once, preparamos un poco la maleta para mañana, para arranca con el día a día.

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"Qué tensión, mañana comienza lo bueno"

(viernes, 6 de julio)

Un día para que comience el Tour. La tensión de la que hablaba ayer es un poco mayor. Masajistas, mecánicos,… todos un poco alterados. En las dos grandes vueltas que hecho hasta ahora, un Giro de Italia y una Vuelta a España, se notan esos nervios dentro de todo el equipo hasta el comienza la prueba.

Hemos pasado por el control de salud de la organización, que estaba fijado para las once, y la presentación oficial de la carrera, por la tarde. Para llegar hemos tardado un poco por la gran cantidad de tráfico que había en el centro, lo que nos ha obligado a salir prontito, ya que teníamos que visitar a los médicos. La policía nos ha escoltado en nuestro viaje y era sorprendente ver la cantidad de público que está pendiente de la carrera. Después, en la presentación, que ha sido hace un ratito, ves qué grande es esto.

Todo el acto ha sido impresionante

Dos días fuera y se echa de menos a la familia y la novia. Igual estos dos primeros días la morriña es mayor, porque luego con la competición todo esto se va olvidando sin dejar de tenerlo presente.

Es curioso también el tema del equipaje. Cuanto más grande es la maleta que te dan, más metes y más pequeña se te hace. Quieres meter de todo… y te acaba faltando el espacio.

Y mañana comienza lo bueno.

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"Es curioso pedalear por la izquierda"

(jueves, 5 de julio)

Aquí estamos, en Londres, justo después de salir de la sesión de masaje y preparados para comenzar esta aventura del Tour de Francia. Cuando veníamos de viaje, en el avión, pensaba un poco en toda esta situación que ha generado la amenaza terrorista en la capital británica.

En el aeropuerto, nuestro autobús tardó como una hora en recogernos porque estaba siendo controlado

En el aeropuerto, nuestro autobús tardó como una hora en recogernos porque estaba siendo controlado, comprobando matrículas y otras cuestiones. Hay mucha seguridad alrededor de todo lo que es el Tour y el control es impresionante. Nosotros tuvimos menos problemas.

Nuestro hotel está a las afueras de Londres, a unos 30 kilómetros, pero se nota que, pese al paisaje de casas bajas en el que nos encontramos, estamos cerca por la gran cantidad de tráfico que hay. Lo compartirmos con el equipo francés AG2R. No nos dejaron casi ni asentarnos; todavía tenía el traje puesto, ni me había cambiado, y vinieron para hacernos un control de orina.

Y es curioso esto de pedalear por la izquierda, lo que más me ha llamado la atención. Hoy, todo el Euskaltel-Euskadi salimos a rodar por la mañana. Era un poco caos al principio.

Hay cierta tensión dentro del equipo

Ha sido divertido, aunque alguno del equipo se ha llevado un susto en las rotondas. Tú estás acostumbrado a mirar a la izquierda. Pero no, aquí tienes que estar pendiente del lado derecho. Me han llamado la atención los taxis, con una estética antigua muy atractiva.

Hay cierta tensión dentro del equipo. La razón no es otra que la proximidad del inicio del Tour. Los masajistas, los mecánicos,... todos pendientes de la carrera. Seguro que a partir del sábado comenzamos todos a relajarnos con el paso del día a día. O el domingo, por eso de que la carrera comienza con un prólogo contrarreloj. Y para este viernes tenemos más pruebas médicas y la presentación. ¡El día de la previa!

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