El ocaso de Eddy y Freddy

  • Desautorizado por Rajoy, sólo la cercanía electoral asegura a Zaplana seguir como portavoz.
  • Rubalcaba vuelve a ser desplazado por Barroso como asesor áulico de Zapatero.
Zaplana y Rubalcaba se despedían el pasado martes tras una reunión sobre ETA. (EFE)
Zaplana y Rubalcaba se despedían el pasado martes tras una reunión sobre ETA. (EFE)
EFE
Zaplana y Rubalcaba se despedían el pasado martes tras una reunión sobre ETA. (EFE)

Si Zaplana y Rubalcaba fueran dos personajes de novela negra, se llamarían Eddy y Freddy.

Alto, apuesto y eternamente bronceado, Eddy es narcisista y ambicioso; Freddy es barbado, calvo y bajito, flota como el aceite y tiene una inteligencia poco común, que siempre ha puesto en almoneda.

No les une el amor ni el espanto, que diría Borges, pero, al margen de sus controversias públicas, se llevan bastante bien en privado, adoran al mismo equipo de fútbol y han descubierto a la vez que los cementerios están llenos de personas tan imprescindibles como ellos.

De no ser por ese arte que tiene el PP para cerrar sus crisis por el artículo 33, podría decirse que la situación de Eduardo Zaplana es insostenible.

No se recuerda caso semejante en el que un portavoz parlamentario pierda la confianza del líder, sea desautorizado, acusado de deslealtad y permanezca en su puesto como si nada hubiera sucedido. Pues bien, esto es lo que ha ocurrido con Zaplana, a cuenta de sus manejos para la renovación de los órganos de Gobierno de la Caja de Ahorros del Mediterráneo.

De su antiguo virreinato valenciano, Zaplana conserva intacto su poder en Alicante. En los últimos años, sus enfrentamientos con el presidente de la Comunidad, Francisco Camps, han sido constantes, y la virulencia de las disputas ha obligado periódicamente a intervenir a la dirección nacional del PP para restablecer la paz.

El último episodio ha sido la renovación parcial del Consejo de la Caja alicantina. Los zaplanistas, con el presidente de la Diputación a la cabeza, José Joaquín Ripoll, alcanzaron un acuerdo con los socialistas al margen del Gobierno valenciano, que lo ha vetado. La intervención de Rajoy días atrás en el Foro ABC zanjó la polémica de la peor manera posible para su portavoz en el Congreso: "Mi partido –dijo– pacta muchas cosas con otros partidos, pero parte de mi partido no pacta con otro partido. Eso, mientras yo sea el presidente de mi partido, no se puede permitir".

¿Qué cómo está Eduardo? Pues jodido... No se puede poner a caldo a tu portavoz públicamente

Desde el entorno de Zaplana no se oculta que las palabras de Rajoy han caído como una bomba. "¿Qué cómo está Eduardo? Pues jodido. Es que hay cosas que no se pueden hacer y una de ellas es poner a caldo a tu portavoz públicamente. Eso dice mucho de la autoridad de Rajoy, que no es capaz de llamar a la gente a su despacho y arreglar los problemas como Dios manda. No sé qué hará al final, pero algunos le hemos dicho que los mande a paseo", aseguran a 20 minutos fuentes próximas al dirigente del PP.

"Camps debe de tener alguna encuesta que no le da muy bien en las elecciones y ha querido ponerse la venda antes que la herida para poder decir que la culpa no ha sido suya", añaden estos interlocutores. Esa misma proximidad electoral es la que, por el momento, hace impensable que Zaplana sea relevado de sus funciones.

"Soy el portavoz y actúo como tal. Si el presidente de mi partido no quisiera que fuera el portavoz, no lo sería", declaraba este mismo martes. Es obvio que Zaplana ha conocido tiempos mejores.

Lo de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de Interior tiene tintes menos dramáticos pero un mismo denominador común: la pérdida de confianza. El ministro siempre ha exhibido una especie de monogamia sucesiva respecto a los líderes a los que había servido, lo que le ha permitido sobrevivir a todos ellos. Rubalcaba fue imprescindible para González y para Almunia, lo hubiera sido para Bono, y lo era para Zapatero, con una lealtad sin fisuras. Ahora, al parecer, ha descubierto que la lealtad empieza por uno mismo.

Eso es justamente lo que se le reprocha. De su gestión del atentado hay cosas que no han gustado nada, sobre todo que su grupo periodístico favorito, Prisa, le haya salvado los muebles y haya mandado los de Zapatero a la hoguera de San Juan. ¿Acaso el ministro del Interior no es el responsable de la información que se tiene sobre ETA y el que tendría que haber evitado que el presidente hiciera el ridículo?

La prueba de este declinar es el retorno del ex secretario de Estado de Comunicación Miguel Barroso a la esfera de influencia de Zapatero. A Barroso lo colocó Rubalcaba en Ferraz cuando el PSOE era oposición y acabaron sin dirigirse la palabra por una cuestión de celos, fundamentalmente profesionales. Ahora Barroso vuelve a rondar el oído presidencial y a poner palabras en la boca de Zapatero, para horror de Rubalcaba y de su lugarteniente en Moncloa, el director de Gabinete, José Enrique Serrano.

El ministro está en un mal momento político y físico, aquejado de problemas de cervicales, según él, o de arritmias, según otros. Tiene el Ministerio manga por hombro. Al secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho, quisiera verlo lejos y su flamante mando único, Joan Mesquida –un hombre de Bono– es una inagotable fuente de conflictos; el último, la rebelión de 3.000 guardias civiles uniformados.

Rubalcaba fue elegido ministro para conducir el proceso de paz con ETA. Roto el proceso, su continuidad al frente de Interior ha dejado de ser incuestionable.

Para Eddy y Freddy pintan bastos. Y lo peor de todo, el Madrid, que no levanta cabeza...

¿En qué anda Paulino Rivero?

La tentación de ser candidato

Una vez confirmado que el presidente canario, Adán Martín, no optará a la reelección en las autonómicas de mayo, el nombre del portavoz en el Congreso de Coalición Canaria, Paulino Rivero, suena con fuerza como cabeza de cartel. A la espera de que los órganos de CC tomen una decisión, Rivero se deja querer.

¿En qué anda Cándido Méndez

Aconseja al ministro vía ‘Blog’.

También para eso sirven los blogs: para dar consejos a los ministros. Es lo que ha hecho el líder de UGT en el blog de Jordi Sevilla. Méndez le ha dicho que el sector público debe marcar el camino, sobre todo el salarial.

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