Peter Nelson: "Los perros sin raza tienden a estar más sanos y viven más años"

La novela es un canto a la inteligencia canina y la importancia de los perros en la vida de sus amos.
La novela es un canto a la inteligencia canina y la importancia de los perros en la vida de sus amos.
PLANETA
La novela es un canto a la inteligencia canina y la importancia de los perros en la vida de sus amos.

Para Paul Gustavson la vida es una carrera llena de obstáculos: está divorciado, su forma física es deplorable y su estado de salud penoso, su padre ha sufrido una embolia, tiene una relación inestable y problemas de impotencia... Pero tiene a Stella, su perra.

El animal escucha con paciencia sus quejas sobre las injusticias de la vida y le da su opinión sincera y certera, con comentarios llenos de razón e ironía. Stella es la voz de la conciencia de su dueño; su norte, su confesora, la única constante con los pies en el suelo en un mundo que no deja de girar y cambiar para Paul.

El personaje de Paul Gustavson tiene mucho que ver con el autor de la novela que narra esta historia de amor entre un hombre perdido y su sabia perraPeter Nelson escribió Te daba por muerto (Planeta) echando mano de su propia vida en muchas ocasiones, según ha explicado a 20minutos.es. Le hemos entrevistado con motivo del Día del perro sin raza, que este periódico ha elegido celebrar cada 28 de mayo.

Te daba por muerto es una novela sobre los vínculos que se crean entre perros y humanos y un canto a la inteligencia canina a través del personaje de Stella, una perra parlante que 'hace terapia' con su dueño.

¿Te gustan los perros sin raza?

Me gustan mucho sí, porque tienden a estar más sanos y viven más años que los pura raza. El término en inglés es Hybrid heartiness  (algo así como cordialidad híbrida en español). Hace poco tuve un pastor australiano que se llamaba Alice, pero ahora tengo un perro sin raza (posiblemente sea un rat terrier) que se llama Lucy. Creo que a lo largo de mi vida no han pasado más de siete u ocho años sin que haya tenido un perro, tanto sin raza como un pura raza.

¿Qué hay de autobiográfico en el libro?

El personaje de Paul es muy autobriografico. Ambos tenemos herencia escandinava. Y los dos somos escritores. Yo tengo un hermano pequeño que es abogado, pero no como Carl. Mi padre era economista no profesor, pero se parecen en la personalidad. Ninguno de mis padres ha domado nunca alcohol excepto un vaso de vino en la comida en raras ocasiones.  Cuando escribí el libro estaba divorciado y tenía problemas con la bebida, pero ya no bebo. Tenía un perro igual que Stella y se llamaba igual, y su último día mi ex mujer y yo hicimos un picnic con ella en el jardín que en el pasado habíamos compartido.

Una de las cosas más atractivas y originales de la novela son las charlas con Stella. Esos diálogos mágicos encajan a la perfección con una historia diaria y realista. ¿Cómo llegaste a esa idea?

Solía escribir para una revista de ocio llamada Live, y en una ocasión me enviaron a cubrir un espectáculo canino en Westiminster, el Westminster Kennel Club Dog Show, que es uno de los espectáculos de perros más grandes del mundo, y el más grande en Estados Unidos. Los editores de la revista me dijeron que estaban abiertos a recibir cualquier ida creativa que yo tuviera sobre aquel evento, así que se me ocurrió fingir que mi perro era el que escribía el artículo. Así fue como empezó todo. En la crónica la perra decía cosas como: "El juez es patizambo, tiene los dientes torcidos y además tienen que cortarle las uñas... ¿y es él quién nos juzga?".

¿Y cómo sucede que el perro habla? ¿Es magia? ¿Es un recurso para mostrar el vínculo que desarrolla cualquier dueño de un perro?

Tal vez es sólo algo que el lector "compra" sin buscar mayor explicación. Yo lo hice. Yo decidí no explicar cómo es posible para Paul hablar con su perra y cómo es posible para la perra responderle. Pensaba un poco en ese 'realismo mágico' que usaban algunos novelistas latinoamericanos, donde algo mágico es simplemente presentado en el libro como un hecho, sin explicación alguna. En Cien años de Soledad, uno de los personajes es una mujer tan bella que un día sencillamente sube al cielo volando y flota en la brisa, y ahí más o menos se le está diciendo al lector: lo tomas o lo dejas...

Stella es sencillamente un personaje como cualquier otro en el libro, pero tiene su propia manera de ver las cosas. Paul trata de explicarle que beber le hace feliz, por ejemplo, pero ella es capaz de ver con sus propios ojos que la bebida le deprime y se lo hace saber. La perra se parece mucho a la voz de su conciencia.

¿No es un poco sencilla la forma en la que el protagonista escapa del alcoholismo?

Creo que es un error meter a todos los alcohólicos en el mismo saco o asumir que todos tienen la misma historia que contar. Todo el mundo es diferente. He perdido amigos que lucharon contra el alcoholismo pero no pudieron encontrar la manera de dejar de beber. Yo mismo soy alcohólico, y sin embargo para mí fue relativamente fácil dejarlo.

¿Este libro es una historia cerrrada o volveremos a saber de Paul? ¿Crees que adoptará otro perro?

Tal vez escriba otro libro con Paul como protagonista y tal vez adopte otro perro sí, pero probablemetne no será un perro que hable. Tengo otra historia en mente para Paul pero no es mi siguiente libro.

¿Cuál es entonces tu próximo proyecto literario?

Ahora estoy trabajando en una historia sobre dos hombres que se conocen una noche en un restaurante, en mitad de una tormenta de nieve. Hablan sobre sexo y religión, y discuten acerca de por qué las dos cosas más importantes en la vida de los humanos tan a menudo fallan en reconocer o entender al otro. Se trata de la necesidad de sentirse incluido y visto.

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