Ha sido ídolo de muchas generaciones. Su torso dio el pistoletazo de salida a las fantasías eróticas de miles de niñas. Y, por supuesto, es uno de los grandes del cine: con 97 películas dicen que, tras Sherlock Holmes, es el personaje más repetido en el séptimo arte.

Y, sin embargo... sigue de moda. Eso se desprende de las noticias de Hollywood, que confirman que uno de los grandes estudios, Warner, está a punto de dar luz verde a otro Tarzán. Sí, el grito selvático volverá a sonar en las salas, con el británico David Yates (autor de las cuatro últimas entregas de Harry Potter) tras la cámara.

Se especula con que Samuel L. Jackson tendrá un papel relevante. Pero la gran pregunta es... ¿quién será Tarzán?, ¿sobre qué jóvenes (y hercúleos) hombros recaerá la responsabilidad de dar vida a un personaje tan arraigado en el público? Porque  que levante la mano quien no haya visto, nunca, una de sus películas.

Sin embargo, el héroe no nació en el cine, sino en los libros, y más en concreto en la revista All Story Magazine, que en octubre de 1912 presentaba a un nuevo personaje, Tarzán de los monos, creado por Edgar Rice Burroughs (un genio de la escritura popular de quien este mismo año se adaptó la fallida John Carter From Mars).

El éxito fue inmediato. Aunque su calidad literaria no era soberbia (Rudyard Kipling, autor de El libro de la selva, bromeaba diciendo que Burroughs había probado "a escribir todo lo mal que podía", y lo había conseguido), el lector de principios del siglo xx quedó fascinado. La jungla era un escenario misterioso y ensoñador. Tarzán representaba los valores masculinos (valentía, lealtad, fuerza) que el hombre moderno, rodeado de máquinas incipientes y cada vez más lejos de la naturaleza, perdía a pasos agigantados. Y, con su lenguaje sencillo, Burroughs aliñó estos ingredientes con bestias brutales, despiadados villanos y, claro, la presencia de Jane, la estirada occidental que no puede evitar rendirse a los encantos del buen salvaje.

Convertida en novela en 1914, en 1918 se estrenó Tarzán de los monos, su primera película. Gordon Griffith (que, con 11 años, daba vida al joven Tarzán) y Elmo Lincoln, oficialmente "el primer Tarzán del cine", fueron los elegidos. Corpulento y melenudo, Lincoln dio vida al personaje en más ocasiones, pero la llegada del sonoro acabó con él. Curiosamente, aparecería como secundario en entregas del Tarzán de Johnny Weissmuller.

"¡A-aaaaaahh!"... Dicen que, en su vejez, un decrépito Weissmuller gritaba cada mañana el aullido del personaje que le hizo famoso. Hasta ese punto caminan juntos criatura y persona, nadador de éxito (seis medallas olímpicas), sexto Tarzán en el cine y, sin duda, el más famoso de todos. ¿Por qué? Por su porte elegante, que le daba un aura de respetabilidad incomparable al personaje. Por su química con Maureen O'Sullivan, la actriz que encarnó a Jane en sus mejores películas. Y, por supuesto, por su físico despampanante, construido a base de millones de largos en piscinas de alta competición. En 1948 Weissmuller abandonó al personaje, dejando joyas como Tarzán de los monos (1932), Tarzán y su compañera (1934), Tarzán y su hijo (1939) y Tarzán en Nueva York (1942).

¿Ha sido él el mejor Tarzán de todos? Para casi todo el mundo, sí. Pero tras Weissmuller hubo otros magníficos. Ahí está el señorial Lex Barker, que al morir, en 1973, dejó viuda a la joven española Carmen Cervera (sí, la después baronesa Thyssen). O Gordon Scott, tan musculoso que también encarnaría a Hércules o a Goliat y que dejó películas tan rescatables como La gran aventura de Tarzán (1959).

¿De los últimos? Poca cosa... Christopher Lambert, claro, que se hizo famoso con Greystoke (1984), que intentaba ser una versión fiel y seria del original de Burroughs. Respecto a Miles O'Keefe o Casper Van Dien, poco que decir: el primero se daba el lote con Bo Derek en una versión subida de tono de 1981, y el segundo, modelo y, sobre todo, guapo oficial, bastante tenía con evitar el ridículo en la mediocre Tarzán y la ciudad perdida (1998). ¡Que pase el próximo!

Aunque todavía no se sabe quién será el elegido, la rumorología apunta a estos cuatro actores...

Henry Cavill: Nacido en 1983 en Inglaterra, lo tiene todo para ser Tarzán: es guapo y musculoso (para confirmarlo, vean Los Tudor o Inmortals). De momento, es el próximo Superman.

Alexander Skarsgård: Dicen que es el favorito del director y el gran candidato. Ha alternado cine comercial (Battleship), gran cine (Melancolía) y la televisiva True Blood.

Tom Hardy. Uno de los chicos del momento: le hemos visto en la nueva versión de Perros de paja y encarnando al villano de la última entrega de Batman. Lo próximo, el remake de Mad Max.

Charlie Hunnam: Con un cierto parecido con Brad Pitt, se hizo célebre con la serie Queer As a Folk. Protagonista de Pacific Rim, lo nuevo de Guillermo del Toro, ha escrito también guiones.

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