La violencia se ha recrudecido en los últimos días en la República del Congo, que vive los combates más violentos desde 2008. La reanudación de la violencia por el grupo rebelde congoleño Movimiento 20 de Marzo, (M-23) causó el pasado jueves la muerte de al menos 113 milicianos del movimiento rebelde y de dos soldados gubernamentales, que luchan apoyados por los 'cascos azules' de la ONU.

Este grupo rebelde ha entrado este martes en la ciudad de Goma, en el este de la República Democrática del Congo (RDC) y fronteriza con Ruanda. El portavoz de la Misión de la ONU en la RDC (MONUSCO), Mounoubai Madjoje, ha informado por vía telefónica de que "los insurgentes del M23 están ya infiltrados en la capital de Kivu del Norte, Goma, desde esta mañana"

El Gobierno de la República Democrática del Congo (RDC) se negó el lunes a negociar con los rebeldes del M-23 después de que continuaran los enfrentamientos entre los insurgentes y el ejército congoleño en las inmediaciones del aeropuerto de Goma, la capital de la provincia de Kivu del Norte, en el noreste del país.

El rechazo de las autoridades congoleñas se produce pocas horas después de que el M-23 ofreciera un plazo de 24 horas al Gobierno para abrir una negociación directa con la participación de la oposición no armada, la sociedad civil y miembros de la diáspora.

"Una vez más, las incursiones de los rebeldes pretenden aterrorizarnos. Todo el mundo sabe que el M-23 es una caja vacía", afirmó el portavoz del Gobierno congoleño, Lambert Mende, en declaraciones a un grupo de periodistas. "Por ello, preferimos negociar con los verdaderos agresores, es decir, con Ruanda, en el marco de la Conferencia Internacional sobre la región de los Grandes Lagos", añadió Mende.

A pesar de que informes filtrados de la ONU señalan a Ruanda como actor en el conflicto en apoyo de los rebeldes, ese país africano ha negado en repetidas ocasiones su intervención.

Según informa según The New York Times, la última vez que se vivió un levantamiento de similar intensidad fue en el año 2008.

El M23 lo forman un grupo de soldados congoleños amotinados y fieles al rebelde Bosco Ntaganda, buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra y contra la humanidad.

En los últimos meses, la zona oriental de la RDC ha vivido numerosas disputas entre el Ejército y rebeldes del M-23, que se alzaron el pasado abril para protestar por la pérdida de poder que había impuesto el Ejecutivo de Kinshasa a su líder, y reclaman nuevas negociaciones con el Gobierno.

Estos enfrentamientos han forzado a huir a decenas de miles de personas, que buscan refugio en países vecinos como Uganda y Ruanda.

Ntaganda, que cuenta con un amplio historial de motines, se integró hace dos años en el Ejército de la RDC al contribuir a la pacificación de Kivu del Norte tras ayudar a detener, en 2009, a Laurent Nkunda, antiguo señor de la guerra y general del Ejército congoleño.

La RDC está inmersa aún en un frágil proceso de paz tras la segunda guerra del Congo (1998-2003), en la que se vieron implicados varios países africanos, y tiene desplegada la mayoría de las fuerzas de paz de la ONU.

El rechazo de las negociaciones de la RDC se produjo en una jornada en la que los rebeldes se enfrentaron con las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC), apoyadas por efectivos de la ONU desplegados en la zona, en las inmediaciones del aeropuerto de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, en el noreste del país.

"Hemos apoyado a las Fuerzas Armadas de la RDC (FARDC), que se han enfrentado de nuevo esta tarde con los rebeldes del M23, quienes se acercan hacia el aeropuerto y el cuartel militar de Kitindo", dijo en conversación telefónica el portavoz de la misión de la ONU en la RDC (Monusco), Mando Mounoubai.

Según Mounoubai, este lunes se había pactado un alto el fuego tras la propuesta del M23 de negociar con el Gobierno, pero no se ha cumplido.

"La situación es confusa en la ciudad de Goma donde la población sigue huyendo masivamente hacia Gyseni (Ruanda) y Bukavu, en Kivu del Sur", explicó Mounoubai, a la vez que aseguró que la capital de Kivu del Norte sigue en manos de las FARDC y de las fuerzas de la ONU, que garantizan la seguridad de los civiles.