El personal del Servicio Contra Incendios de la capital ha denunciado en varias ocasiones la situación de riesgo que existe en la estación en el supuesto de incendiarse el monte o alguna construcción. Pueden llegar a tardar entre una hora y hora y media en llegar a Pradollano, cuando el trayecto normal se recorre en 30 minutos. El peso de los camiones (el camión cisterna supera las doce toneladas), el tráfico de la carretera de la Sierra en temporada alta y la nieve provocan que los vehículos se queden clavados en la calzada o no puedan superar los 60 kilómetros por hora.
Material inflamable
Estos factores, sumados al material inflamable frecuente en la Sierra (moquetas o madera), hacen que la estación requiera la presencia permanente de los bomberos en el parque que se construyó en 1995, con miras a los Mundiales de Esquí. Pero no hay ninguno. Según revelan los especialistas, la Sierra presenta otra dificultad en caso de producirse un incidente de envergadura. Se trata de las dificultades de acceso a las urbanizaciones construidas en torno a la estación, entre ellas, la estrechez de las vías que retrasa la llegada de los camiones de bomberos al lugar del suceso.
La falta de personal especializado fijo en Pradollano ha originado que algunos fuegos suscitados en los últimos años hayan sido sofocados por bomberos que se encontraban esquiando en el momento de darse la voz de alarma.
Un espacio en expansión
La estación de esquí recibe en temporada alta a más de 22.000 personas cada fin de semana. El número de residentes fijos asciende a los 254 y cuenta con 190 negocios, entre restaurantes, comercios, cafeterías y hoteles. Hay 17.000 apartamentos en propiedad.
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