VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

El Atleti, contra la lógica

Vicente Vallés, columnista de 20minutos.
Vicente Vallés, columnista de 20minutos.
JORGE PARÍS
Vicente Vallés, columnista de 20minutos.

Existió un 17 de mayo en el que se rompieron secuencias históricas muy testarudas. El recinto del Santiago Bernabéu ofrecía un aspecto inhabitual. Solo estaba ocupada una mitad del estadio: allá donde se extasiaban miles de personas vestidas con los alegres colores de la hinchada rojiblanca (viejo himno del Atleti). Los jugadores ya se habían retirado al vestuario, recibida la Copa del Rey ganada al propietario del solar. Dicen los numerólogos que era la primera vez que el Atleti se imponía al Real Madrid después de años. De hecho, los niños del Atleti no habían visto nunca a su equipo vencer al Madrid. Casi en la medianoche, Koke, otro niño del Atleti, salió del vestuario y caminó como soldado gallardo y victorioso por los restos del campo de batalla. Extendió una bandera roja y blanca, la posó con la solemnidad requerida y la besó. Justo allí, en el círculo central del Bernabéu. Año 2013.

Luego perdimos en Lisboa, pero como la historia la escriben los vencedores, esa cuestión de matiz que la cuenten (y la disfruten) mis amigos madridistas. Hoy, los planetas se han puesto en línea, y llevan a estos dos enemigos íntimos a un nuevo desafío en Milán, mientras el sector pijo del 'Planeta Fútbol' se subleva como dama ofendida ante el éxito del método Simeone. Una ley no escrita dicta que hay que rendirse sin presentar batalla ante Real Madrid, Barça y Bayern, tan finos ellos. Y los títulos son de su propiedad bajo la ley de los euros disponibles. Pero el Atleti no pide permiso. Ni pide perdón por defender mejor que nadie. La defensa megalítica de Simeone ha llenado la sala de trofeos del Atleti. Y la defensa es bella, como la arruga de Adolfo Domínguez. Fue bella en las Termópilas. Lo fue en Numancia y en Sagunto. Fue apasionada y sufrida en Stalingrado. Fue patriótica contra los bombardeos de la Luftwaffe en el Londres de Churchill. La defensa fue conmovedora en Little Bighorn y perdieron. Lo fue en Gettisburg y ganaron. La defensa fue inmisericorde en la Copa que el Atleti ganó al Real Madrid en el Bernabéu en 2013. Y fue heroica y osada en la Liga que arrebató al Barcelona en el Camp Nou en 2014. Homérico.

El Atleti de Simeone es el General Invierno que se ha aparecido a lo largo de los siglos a todo invasor de la Madre Rusia. El General Invierno no es exquisito ni sofisticado, pero el rival sabe que atravesar sus nieves, sus barros y su gélida respiración va a ser un tormento del que, quizá, no alumbre un mañana. Y sí, ya sabemos que hay más madridistas que atléticos. Pero busque a su alrededor a un aficionado al fútbol que no sea ni de uno ni de otro, y pregúntele qué equipo quiere que sea campeón. Como cantaban los Beatles en su bellísima y brevísima The End, "al final, el amor que recibes es igual al amor que das". Y el Atleti se ha hecho querer. Plantar cara con coraje y corazón tiene recompensa.

Ganaremos, aunque el Madrid tenga jugadores fabulosos, porque el Atleti es un equipo. Ganaremos porque Diego Simeone nació hace 46 años para vivir este día. Y porque Fernando Torres volvió al Atleti porque tenía que vestir la camiseta rojiblanca el 28 de mayo de 2016. Ganaremos por Luis, Gárate, Adelardo, Jones, Escudero, Collar y los demás héroes anteriores y posteriores, jugadores y aficionados. El Atleti tiene que ser campeón de Europa porque lo lógico es que lo sea el Real Madrid. Y el Atleti es la excepción a la lógica.

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