VICENTE VALLÉS. PERIODISTA
OPINIÓN

Las muchas vidas de Rajoy

Vicente Vallés
Vicente Vallés
JORGE PARÍS
Vicente Vallés

Quienes ocupan un cargo de tanto ringorrango como la Jefatura de un Estado o la Presidencia de un Gobierno saben que uno de los precios a pagar es la permanente exposición a las críticas. Mariano Rajoy ha acumulado una notable colección de adjetivos calificativos poco favorecedores en sus cinco años en el Gobierno, y en sus casi trece años al frente del PP. A un sector de quienes le observan no le gusta su forma de gestionar la vida interna del Partido Popular. A otro no le gustan las políticas que ha aplicado desde La Moncloa. Hay un grupo mixto, que desprecia lo uno y lo otro. Y, en términos generales, sus rivales tienden a la desesperación ante este hombre que nunca ha tenido (ni buscado) el carisma del que otros líderes políticos disfrutan. De momento, nadie ha podido con él.

El último afectado de la lista es el pétreo José María Aznar. Él fue quien puso al frente del PP a Rajoy elevando su dedo índice. Luego se arrepintió. Hombres y mujeres del partido, que decían estar en el secreto de los deseos del expresidente, se movieron para derribar al sucesor antes de que ganara las elecciones. De hecho, consideraban que nunca las ganaría. Pero ganó. Los sindicatos le organizaron dos huelgas generales. Pero allí siguió. Los ministros que se enfadaban o que caían en las redes de la corrupción fueron desapareciendo del gabinete sin necesidad de ser destituidos. Los juicios contra dirigentes de su partido y las sospechas contra el propio presidente aún no le han reblandecido lo suficiente el suelo por el que pisa. El 15-M derivó en un sistema de cuatro partidos que parecía ser su final. Pero los tres partidos restantes, sumados a los pequeños, han estado tan ocupados en luchar entre sí y dentro de sí que permitieron a Rajoy recuperarse del semihundimiento electoral sufrido el 20 de diciembre de 2015. Y en junio de 2016 volvió a levantar la cabeza lo suficiente como para ser investido otra vez y, de paso, ver cómo caía Pedro Sánchez: el hombre que quiso ser presidente presentándose como el antiRajoy, y ahora no es ni líder de la oposición, ni secretario general del PSOE, ni tiene escaño.

Rajoy ha eliminado a sus rivales internos y externos mediante su capacidad para agotarlos. Y todavía no ha dicho que no se vaya a presentar a una nueva reelección. En su día, Aznar dejó claro que no gobernaría más de ocho años. Zapatero tampoco se presentó a un tercer mandato. Rajoy ya ha sido candidato del PP en cinco ocasiones. Perdió las dos primeras y ha ganado, con diferente fortuna, las últimas tres. Y aún no ha dicho una palabra sobre sus intenciones de futuro: se desconoce cuál es su horizonte temporal en política, se desconoce si querrá (como hizo Aznar) elegir personalmente a su sucesor, y se desconoce incluso si querrá que haya un sucesor.

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