Los españoles somos los líderes de Europa en la posesión de teléfonos móviles ‘inteligentes’ o smartphones, justo por encima de los británicos y muy por delante de alemanes, italianos y franceses. Una posición que a nivel mundial nos coloca en el Top 5, solo por detrás de Corea del Sur, Australia, Israel y Estados Unidos, según el último estudio del instituto norteamericano Pew Research Center.

En 2015, el 71% de toda la población adulta española tenía ya un smartphone, lo que supuso además el sorpasso del móvil sobre el ordenador como dispositivo preferido de los españoles para el acceso a todo tipo de servicios en Internet: 88,2% de los usuarios navegaban en 2015 con un smartphone, frente al 78,2% que lo hizo con un ordenador (y cayendo), según el Informe siE[15 de la Fundación Telefónica.

Pero a pesar de ser líderes en smartphones, los usuarios españoles se siguen resistiendo bastante a comprar desde su móvil. Aunque casi un 37% afirma haberlo hecho alguna vez “en el último año”, según la oleada de otoño del Estudio Ulises de 20Minutos; si buscamos un uso algo más habitual y recurrente, la cifra desciende hasta el 18% que dice comprar desde su smartphone al menos una vez al mes, y a solo el 7% de españoles que lo hace al menos una vez a la semana, según datos de otra encuesta reciente de Price Waterhouse Coopers en varios países del mundo. El informe ‘Total Retail 2016’ de PWC muestra que en este apartado concreto -la compra habitual a través del móvil- España se sitúa casi en el furgón de cola de las sociedades más desarrolladas, por detrás de los principales países europeos, EEUU, China e incluso México o Sudáfrica.

¿Qué nos pasa? ¿a qué se debe en este caso la excepcionalidad hispana? Obviamente, no se trata solo del clima, la estructura de las ciudades o una cultura que promueve más el disfrute de la calle y por tanto de las tiendas físicas (aunque puedan ser factores relevantes), porque podría decirse casi lo mismo de Italia o de Mexico, con el doble de compradores habituales por móvil, según los datos de PWC.

Quizá más chocante sea ese punto de ‘pesimismo’ hacia los nuevos cacharros que muestran los comentarios de muchos usuarios españoles y que contrasta poderosamente con la pasión con la que los hemos introducido en nuestras vidas. “Del informe [Total Retail 2016] se desprende que la percepción de inseguridad puede ser uno de los factores que frena a los consumidores españoles” explican desde PWC España. “El 62% de los encuestados en nuestro país teme que sus datos de crédito les sean hackeados si compran a través de sus teléfonos móviles”. Una cifra comparativamente alta a pesar de que no hay motivos para que este riesgo se perciba como mayor en España frente a otros países.

Una relación ambivalente hacia nuestros nuevos ‘compañeros’ electrónicos que queda también patente en la última oleada del Estudio Ulises de 20Minutos. A pesar de que un 45,7% de los encuestados afirma que “El móvil me ha hecho sentir seguro/a cuando voy solo/a”, casi el mismo porcentaje afirma que “Perderemos libertad porque nuestros movimientos y comunicaciones estarán monitorizados” y casi un 55% cree que “Las personas tendremos más contacto a través de los dispositivos tecnológicos que cara a cara”. ¿Será esto lo que les impulsa a ir a la tienda?

Hay otras claves más ‘pedestres’ que, sin embargo, pueden ser muy relevantes. La primera es generacional: según el Estudio Ulises, más de la mitad de los jóvenes de 18-24 años habían comprado desde su móvil en el último año, casi 20 puntos más que la media. Y la segunda es industrial: Hasta hace poco, las marcas españolas de distribución no se habían esforzado mucho en ofrecer una buena experiencia en el móvil (de hecho, menos de la mitad de las tiendas españolas disponen de una web o plataforma adaptada a los móviles, según Ditrendia), cuando la mayor parte de los españoles dice valorar sobre todo eso -la sencillez y la comodidad- a la hora de decantarse por este dispositivo.