Ella no necesita descansar, disfruta trabajando. Los días de vacaciones, fruto de una larga lucha obrera, son voluntarios para Cristina; y para el resto de los mortales, un derecho y una necesidad. La baja por maternidad, tres cuartos de lo mismo: las superwomen no la agotan. Se hacen las rubias, nos lo venden y entramos al juego. ¿Neoliberalismo o demagogia? A lo mejor es miedo al fuego amigo y mucho celo en el cuidado del chiringuito.
OPINIÓN21.07.2017 - 07:17h
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