Aunque parezca imposible, nos hemos acostumbrado a leer en una misma frase conceptos absolutamente irreconciliables. Por ejemplo, viviendas sociales y fondos buitres. Si alguien nos hubiera contado hace unos años que un Ayuntamiento, el de Madrid gobernado por Ana Botella, iba a vender las casas de sus vecinos más pobres a especuladores que les iban a doblar la renta para acabar echándolos, hubiéramos pensado que era ciencia ficción. Pues ha ocurrido aquí, en la capital de España, hace solo tres años y los responsables de esta crueldad no han asumido ninguna responsabilidad ni han pedido perdón. Esta semana hemos sabido además que los inquilinos que haciendo uso de su derecho acudieron a los tribunales para reclamar, están atrapados ahora en un laberinto judicial que no les considera ya afectados porque están pendientes de una sentencia, pero ese juicio no llega nunca, por falta de peritos.

Nos hemos acostumbrado también a que nos digan que salimos de la crisis, que la economía está creciendo pero ¡qué mecachis! está disparándose también la desigualdad. Deténganse un momento en esta frase: crece la economía y crece la desigualdad. O sea que lo que crece en realidad es la economía de unos pocos mientras a la inmensa mayoría se le sigue diciendo que la competitividad consiste solo en trabajar más horas por menos dinero porque las máquinas hacen ya nuestro trabajo. Pero el caso es que las máquinas, las nuevas tecnologías, lo digital o como quieran llamarlo da dinero, mucho dinero a algunas nuevas empresas...da dinero, pero no empleos. ¿Lo pillan? Es un negocio redondo.

Y las últimas parejas de conceptos imposibles tiene que ver con la agenda judicial a la que se enfrenta el Partido Popular en este otoño-invierno. La colección empieza con  "nosotros confiamos en la justicia" y "anúleme este juicio GÜRTEL porque no hay garantías" . O "que se sepa toda la verdad" y " solo borramos el disco duro del ordenador". O "somos lo campeones de la lucha contra la corrupción" y "yo estaba haciendo COU cuando estos señores robaban en nombre de mi partido". O "Luis sé fuerte" y "Ese señor del que usted me habla". Con total naturalidad el PP nos ha adiestrado ya para que escuchemos sin escándalo cómo dice una cosa y la contraria sobre los casos de corrupción que le van salpicando. Y como la fórmula no les ha ido mal pueden tener la tentación de empezar a aplicarla en todos los terrenos con tal de sacudirse la responsabilidad. Así que más vale que nos vayamos haciendo a la idea de que en un par de meses cuando la mayoría del Congreso empiece a rechazarle las medidas o recortes que vaya aprobando en su recién estrenado ejecutivo , el presidente Rajoy responda en rueda de prensa “pregunte al gobierno por esas cuestiones que usted plantea”.