El independentismo se alimenta del resquemor por dos hechos históricos en los que Cataluña sufrió una durísima represión: la guerra de Sucesión (1701-1714) y la Guerra Civil (1936-1939). En la primera, las tropas borbónicas (centralistas apoyados por Castilla) vencieron a los austracistas (federalistas apoyados por la Corona de Aragón). Los borbones anularon el autogobierno catalán tras vencer en la batalla del 11 de septiembre de 1714, hoy Diada de Cataluña. El nacionalismo presenta esa pugna como una guerra de secesión inacabada. En su imaginario lo que este miércoles ocurrió en el Parlament es parte del histórico choque contra la España borbónica. Puigdemont y Junqueras luchan hoy, 303 años después, contra los botiflers Rajoy, Sánchez, Rivera... Referéndums y recursos judiciales sustituyen a los mosquetes y cañones de 1714. Esta guerra, en la que pierden Cataluña y España, no acabará con la batalla del 1-O. l
OPINIÓN06.09.2017 - 23:05h
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