MIGUEL SEBASTIÁN. EXMINISTRO DE INDUSTRIA,TURISMO Y COMERCIO
OPINIÓN

Zapatero, 5 años después

Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio.
Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio.
JORGE PARÍS
Miguel Sebastián, exministro de Industria, Turismo y Comercio.

Cuando, hace algo más de un año, publiqué el libro ‘La Falsa Bonanza’ (ed. Península), un amigo periodista muy conocido me dijo que el libro le había parecido excelente, pero que su dedicatoria le iba a restar ventas y lectores. La dedicatoria dice literalmente: “A José Luis Rodríguez Zapatero, deseando que pronto resulte habitual que se le dediquen libros”. Se cumplen ahora 5 años de la salida de Zapatero de la Moncloa y, aunque su imagen ha mejorado en este último año, aún estamos lejos del deseo plasmado en esa dedicatoria. El motivo, creo yo, es que en estos años no ha habido un juicio mínimamente objetivo de sus 7 años y 8 meses de Presidencia del Gobierno. De un lado, hubo un linchamiento generalizado, y del otro, una ausencia de respuesta y de defensa. Probablemente si Zapatero se hubiera presentado a las Elecciones Generales de 2011, habría tenido ocasión de explicar su gestión durante la crisis, y en los años anteriores a la misma. Sin rehuir críticas, pero también poniendo en valor todo lo que se hizo en esos casi 8 años. Marcar distancias con el período de Zapatero por parte de los sucesivos liderazgos socialistas desde 2011 no sólo ha sido tremendamente injusto, sino que ha sido contraproducente para el propio PSOE. Creo que el Partido Socialista no recuperará su peso y su reconocimiento por la sociedad española hasta que no lleve a cabo ese ejercicio de puesta en valor.

Zapatero, eso lo reconoce todo el mundo, ha pasado a la Historia como un Presidente innovador en derechos y libertades individuales y sociales. Dentro de este apartado, entre las Leyes más importantes destacan, por orden cronológico, la de Protección Integral contra la Violencia de Género (2004), la que modifica el Código Civil en materia de separación o divorcio, conocida como “divorcio exprés” (2005), la del Matrimonio Igualitario para las personas del mismo sexo (2005), la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de Dependencia (2006), que acaba de celebrar su décimo aniversario, la Ley de Igualdad efectiva entre mujeres y hombres (2007), la Ley de Memoria Histórica (2007), la Ley de ampliación del Permiso de Paternidad en los casos de nacimiento, adopción o acogida (2009) y la de la interrupción voluntaria del embarazo o “ley de plazos” (2010). Lo más importante de estas leyes no fue sólo su carácter reformista y modernizador, en algunos casos incluso liderando a otros países que tenían un sistema democrático más avanzado que el nuestro, sino su carácter estructural e irreversible. Ni siquiera la victoria del PP por mayoría absoluta en 2011 pudo revertir estos avances y conquistas en las libertades individuales y colectivas, pese a la oposición mostrada por los sectores más conservadores durante el mandato de Zapatero, que llevó a presentar recurso contra algunas de ellas ante el Tribunal Constitucional.

Otras iniciativas, legales o administrativas, de la época de Zapatero no pueden considerarse estrictamente avances en las libertades sociales e individuales, pero sí han supuesto cambios estructurales que contribuyeron a modernizar nuestro país. Por ejemplo, la Ley que establece el carnet de conducir por puntos (2005) que redujo de forma estructural la siniestralidad en nuestras carreteras, desde los 4.500 fallecidos el año que se aprobó la Ley, hasta los 1.700 una década después, en 2015. En este apartado hay que incluir la Ley antitabaco de 2010. No puede considerarse estrictamente un avance en las libertades sociales e individuales, como las anteriores, aunque supuso el final de la opresión sobre una mayoría de fumadores pasivos, por parte de una minoría de fumadores activos que hacían suyos muchos de los espacios públicos cerrados. Pese a las críticas vertidas contra esta Ley, tampoco ha sido revertida con el cambio político. Tampoco lo han sido la Ley sobre Reproducción asistida (2005) o el Reglamento que reconoce los derechos y obligaciones de los inmigrantes (2004) que hasta entonces se encontraban en una situación irregular por un proceso desordenado de inmigración a raíz de la burbuja inmobiliaria. La Ley de Economía Sostenible (2010) tampoco ha sido derogada. Recogía parte de los avances que se habían iniciado en lo que se conoce como el “cambio de modelo productivo”, tanto en materia energética como medioambiental y de empuje a la investigación y el desarrollo o la extensión de la sociedad de la información.

El Plan Ingenio (2005), que por primera vez lanzaba grandes consorcios de investigación público-privados, con participación de grandes empresas “tractoras”, de pequeñas empresas innovadoras, Universidades y organismos públicos de investigación, logró recortar parte del tradicional desfase que España presentaba en I+D con respecto a otros países europeos. Lamentablemente, los recortes desde 2011 han hecho retroceder nuestra inversión real en I+D a niveles de hace una década, perdiéndose buena parte del camino emprendido. El Plan Avanza (2005) y el Plan Avanza2 (2009) situaron a España por encima de la media europea en el desarrollo de la economía digital, tanto la penetración de la banda ancha móvil como la aplicación de las nuevas tecnologías a la Sanidad, Educación y a los trámites administrativos. Recuerdo cómo, en el transcurso de una cumbre bilateral entre los gobiernos español y alemán celebrada a principios de 2010 como la propia canciller, Angela Merkel me pidió un informe sobre el Plan Avanza español, del que había recibido opiniones muy favorables. Hoy España ha vuelto a quedar por detrás, en términos relativos, de muchos de nuestros socios europeos, en lo que se refiere a la digitalización de nuestra economía. Algo parecido ha ocurrido con el vehículo eléctrico, y eso que España fue, junto con Francia país pionero en Europa en el desarrollo normativo, despliegue de infraestructuras de recarga y apoyo a la adquisición por parte de los ciudadanos y las flotas públicas. El Plan Industrial PIN 2020, definió unos sectores estratégicos, entre ellos el automóvil. Gracias a sus ayudas, los fabricantes, pese a ser extranjeros han mantenido e incluso reforzado todas las plantas automovilísticas en nuestro país. También se reforzó el sector turístico con el Plan Renove de instalaciones turísticas que permitió la modernización de muchos hoteles y casas rurales, para mantenerlos operativos más allá de la temporada alta.

En materia de seguridad también se avanzó notablemente. La unificación de los mandos de la Guardia Civil y Policía Nacional permitió mejorar la coordinación entre dos cuerpos tradicionalmente en competencia, optimizando los servicios de inteligencia e información. Y junto a una valiente estrategia política dirigida por el propio Presidente, permitió conseguir el final irreversible de la lucha armada por parte de ETA, en octubre de 2011, una asignatura pendiente desde el inicio de la democracia. La creación de la Unidad Militar de Emergencias (2005), con la finalidad de intervenir de forma rápida en cualquier lugar del territorio nacional en casos de catástrofe natural o tecnológica, supuso un reforzamiento de los servicios de Protección Civil y una mayor presencia del Estado en espacios hasta entonces transferidos a unas Comunidades Autónomas que con frecuencia no disponían de los recursos suficientes.

No he pretendido hacer una lista exhaustiva de las contribuciones de ese período. Seguramente me he dejado muchas cosas, algunas importantes. Pero lo más relevante es que sepamos valorar justamente un periodo apasionante de nuestra Historia, y sentirnos orgullosos de haber contribuido a él o, al menos, de haberlo vivido como ciudadanos que apoyamos a Zapatero entonces, y lo seguimos haciendo hoy.

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