Sr. Rivera:

No me ha sorprendido encontrarme con la abstención de su grupo parlamentario a la iniciativa de Podemos de igualar el permiso de maternidad y el de paternidad y que ambos sean de 16 semanas. No me ha sorprendido porque sé bien que, aunque usted defienda equipararlos, la opción que tiene en mente es muy distinta.

Usted se ha abstenido porque quiere otro modelo en el que cada progenitor tendría un permiso de ocho semanas y luego habría otras diez más a compartir como desee la pareja. También porque Podemos se opuso a lo que usted propone, no me niegue el despecho.

Es innegable que su propuesta supondría una mejora ante lo que ya tenemos, con esas dos miserables semanas para el padre, seis para la madre y diez a repartir que nunca se reparten, ya que en el 98% son para las madres. Y ganaríamos algo más de tiempo junto a nuestros cachorros, aún lactantes cuando el permiso expira. No mucho más, seguiríamos muy lejos de nuestros vecinos del norte que se reparten hasta 16 meses. El gran problema de su propuesta es que la opción del reparto sigue siendo una puerta abierta  de par en par a la desigualdad.

España no es Suecia. Las jóvenes parejas de nuestro país que quieren ser padres, salvo en unos pocos y afortunados casos, están lejos de poder permitirse un reparto equitativo. Si el permiso no es intransferible, los hombres no lo tomarán y seguiremos siendo las mujeres las que nos ocuparemos de nuestra prole, con todo lo que eso implica en términos de desigualdad laboral y renuncias personales.

La música de su propuesta suena bien de primeras, pero nos iba a resultar imposible  bailarla sin tropezar en la misma piedra que ahora. Y usted lo sabe.

Si quiere que le crea la próxima vez que se erija en paladín de la igualdad y la conciliación, enarbolando además su condición de padre, no deje la pelota de nuevo en el tejado de las madres recientes.

Atentamente, Melisa Tuya