LUÍS PARDO. PERIODISTA
OPINIÓN

Carta a la ONU, en el Día para la Tolerancia

Luis Pardo. Periodista
Luis Pardo. Periodista
20 minutos
Luis Pardo. Periodista

Querida ONU:

Antes de nada, , déjame decirte que no me gusta nada el verbo tolerar. Nada. Será porque lo asocio más a sus primeras acepciones, tan paternalistas ("llevar con paciencia" o "permitir algo que no se tiene por lícito, sin aprobarlo expresamente"), que a la última, que es la que –quiero suponer– has elegido para declarar este 16 de noviembre Día Internacional para la Tolerancia: "Respetar las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias". Si es así, uno mi copa a tu brindis.

Quiero suponer que esta es la acepción buena porque tú misma subrayas en tu web: "La tolerancia, ni indulgencia ni indiferencia: respeto". Podría firmarlo Aretha Franklin, y en mi casa lo que diga Aretha va a misa. Pero no son buenos tiempos para la tolerancia (tampoco para el soul). Si "la injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia", debemos admitir que, por aquí, sigue campando a sus anchas; por no hablar de cómo la usan esos "grupos de individuos con fines políticos y territoriales" de los que hablas. ¿Qué hacen? Según tú, "identifican un objetivo y desarrollan argumentos falaces, manipulan los hechos y las estadísticas y mienten a la opinión pública con desinformación y prejuicios". Dinos la verdad, ONU: ¿nos has estado espiando? ¿A que eras tú y no Rusia…?

La tolerancia, como la paz en el mundo, el fin del hambre o cabalgar a lomos de un unicornio, parece más un deseo propio de concurso de misses (antes de que el certamen de Perú dinamitase tópicos) que un objetivo programático comparable a terminar un tramo de AVE, bajar medio punto el paro o crear más plazas de educación infantil. Quizás sea un intangible, como los que aportan esos jugadores que todo el mundo quiere en su vestuario aunque las estadísticas no nos expliquen por qué. Pero sería un intangible que, como el canario en la mina, nos permite medir nuestra salud democrática. Así, podemos confirmar que esa tos que veníamos arrastrando desde hace años, de un tiempo a esta parte se ha convertido en una bronquitis que amenaza con volverse crónica. O con ir a peor.

Y, mientras, yo sigo sin conseguir superar mi principal intolerancia. No, no es la de la lactosa (hoy en el súper hay múltiples posibilidades). Hablo de la que me provocan los intolerantes. Para esa ya no creo que encuentre el remedio. Estará cabalgando un unicornio.

En fin, feliz día. Nos vemos el próximo año y ya me cuentas cómo sigue todo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento