JOSE ÁNGEL GONZÁLEZ. PERIODISTA
OPINIÓN

Carta a Francisco, Papa

José Ángel González, escritor y periodista.
José Ángel González, escritor y periodista.
JORGE PARÍS
José Ángel González, escritor y periodista.

Francisco, Santidad, acabo de leer la muy bien redactada instrucción Ad resurgendum cum Christo (Para resucitar con Cristo), que emitió ayer la Congregación para la Doctrina de la Fe, tu brazo armado y siempre con ganas de ‘sharia’. Como no pertenezco a vuestro club -aprovecho la presente para solicitar la baja, si es que, como humano bautizado contra mi voluntad, aún aparezco en la asientos contables que guardan las identidades de los fieles-, me importa poco que prohíbas aventar las cenizas de los difuntos y restrinjas los enterramientos a las parcelas ‘sagradas’ de los cementerios. Si quiero ser ceniza, es decir, puro residuo potásico, fosfórico y cálcico y deseo ser venteado en tierra, mar, aire o bidonville, no es asunto tuyo, ‘pater’.

Me place, según consta en la ‘instrucción’, donde domina más el nervio cuartelero que la modestia del sabio consejo, que tengas tanto miedo a cualquier "malentendido panteísta, naturalista o nihilista" que pueda surgir de la "conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos". Eres el mandamás de un culto que se apropió de todas las ancestrales y comunes ceremonias dedicadas a los dioses infinitos que pueblan los bosques, las aguas, el cielo, la noche, el día y cada rincón invisible para vulgarizarlas y, gracias al Elvis Presley de Galilea, mercadear con éxito universal la religión más sexy y más pop. ¿Te inquietan ahora el vudú, los orixas y el evangelismo? Ya era hora de admitir que aquellas deidades reaparecerán y serán definidas otra vez.

La "alta dignidad del cuerpo humano" a la que dice proteger el nuevo precepto debería primar también en algún otro instrumental dogmático de tu culto, Papa. Merecen esa dignidad, por ejemplo, los adolescentes a los que no dejas usar condón y obligas a jugar a la ruleta rusa del sexo como camino potencial hacia la putrefacción de la carne y el máximo dolor antes de la muerte.

Mi madre guarda en su cuarto las cenizas de mi recién fallecido padre. Estamos a la espera de entregarlas, como él deseaba, a las aguas mansas de la Ría de Arousa -uno de los cinco dedos que, dice la mitología, la mano de Dios dejó marcados en Galicia al descansar tras la Creación-. No vamos a pedir permiso ni a ti ni a nadie al subir a la barca. Haz el favor de no insultarnos con el delirio de "prácticas inconvenientes o supersticiosas". No es digno de ti, vicario de Cristo.

Un compostelano ecuménico. Jos Ángel González

Mostrar comentarios

Códigos Descuento