Señor Bárcenas, lo siento por usted. No por los años de cárcel que ha cumplido ya, ni por los que le esperan, sino por tener que hablar durante seis horas (en el juicio sobre la Gürtel) sobre cosas relacionadas con contabilidad. Qué pereza. Esa fue su vez número 30 y la de hoy será la 31. Si el código penal indicara esas penas, y no las de cárcel, cualquiera se lo pensaría antes de meter la mano en la caja. En la A, la B o la C. La ley podría recoger "penas de prisión de entre sesenta y ochenta días declarando y oyendo cómo declaran sus compinches sobre números, contabilidad y porcentajes", eso sí que es un castigo y no unos pocos años en la cárcel asistiendo a talleres, clases, gimnasios, bibliotecas, salas de tele y distracciones varias.

Seguramente en sus ratos muertos en la celda en la que dormía y hacia la que no quería mirar ningún miembro de la directiva del PP (como mucho se manda algún SMS de ánimo) fuera donde aprendió a matar el tiempo usando eufemismos. Ha reconocido usted, Luis el fuerte, que llevó una caja "extracontable" en el Partido Popular. "Extracontable", curioso término. Quizá significa que lo contaban como un extra, por completar el sueldo y tapar agujerillos. Como goteras en la sede reformada del PP, quizá. Ha dicho usted, señor Bárcenas, que se ingresaban los donativos de empresarios vinculados al partido. ‘Donativos’. Y no ingresaban el cepillo y las moneditas de las velas de la capilla mayor porque no había velas ni capilla. Esas ‘ayudas’ implicaron gestiones, pero no comisiones ni sobornos. Válgame. Ah, bueno, si fueron solo gestiones, pues nada. Paren el juicio, liberen a este hombre, que solo hizo gestiones a cambio de ‘ayudas’. "Todos los empresarios quieren echar una mano. Es algo absolutamente inocuo", ha dicho usted. ¿Esto es un juicio o un monólogo? Estando así de rodeado de gente deseosa de hacer el bien es raro que no aparezca la Madre Teresa de Calcuta en sus famosos papeles.

Sobre los 47 milloncejos de euros que tenía en Suiza, como el que podía haberlos tenido en Cuenca, dijo que el dinero salió de sus ingresos y de sus inversiones. Pues sí que gana pasta un tesorero del PP. ¿Por qué la gente pierde el tiempo estudiando ingenierías cuando puede estudiar la manera de recibir ‘ayudas’ desinteresadas? Del dinero que encontraron en su despacho y en su casa, dijo que era por precaución, por tener dinerillo suelto. ¿Acaso se juzga a una abuela por tener ahorrillos bajo el colchón? Señor Bárcenas, deje de tomarnos el pelo, a los ciudadanos y al juez. Un consejo: se ahorraría sesiones de juicio si dijera la verdad.

Un ciudadano sin pelo que tomas, Isra Álvarez