ISASAWEIS. ESCRITORA Y BLOGGER
OPINIÓN

Lo nuestro es un amor imposible

Isasaweis, escritora.
Isasaweis, escritora.
ISASAWEIS
Isasaweis, escritora.

Íbamos a pasar once días juntos después de un tiempo sin vernos. Llegué de noche. Me esperabas como siempre en la estación de tren y me abrazaste con tanta fuerza... Te abracé también, sentí tu calor y supe que serían unos días inolvidables.

Desayunamos en el hotel como cada mañana desde que nos conocimos. Fruta, café, pan de semillas con tomate y la luz entrando por el ventanal a la Gran vía.

Mirándonos a los ojos, repasando el día anterior y planeando con emoción las posibilidades del que comenzaba. Vivíamos todo con tanta pasión, pero ahora también había otras cosas, confianza, complicidad e ilusión por lo que emprendíamos juntos.

Aquellos días hicimos mil cosas.

Primero las obligaciones. Un par de trabajos importantes, o fueron tres, o cuatro... No recuerdo. Cuando uno ama lo que hace no cuenta las horas. Salió todo muy bien. Y tú siempre a mi lado, arropándome. Y yo no podía estar más contenta y agradecida. Y supe que empezaba a sentir algo...

Tuvimos una reunión. En realidad fueron tres. Pero de nuevo en aquellas mesas había más amistad que contratos. Y te miré a los ojos y nos dimos la mano, y sentí que algo fuerte nos unía.

Salimos a correr cinco veces bordeando el Manzanares. Siempre con mucho calor, pero a tu lado me sentía tan viva...

Hubo dos sesiones de fotos, una de ellas tirados por el suelo. Me presentaste a un amigo y reímos a carcajadas. Me confesó que estaba muy orgulloso de ti y que le gustaba oírme hablar de cómo me hacías sentir y vernos tan felices juntos.

Me llevaste de cena a un japo y no era la primera vez. Ya me conoces muy bien. La charla fue inmejorable y tengo grabada en la retina la vista desde la terraza que me descubriste después. La noche acabó en un paseo en moto. Me agarré con fuerza a tu cintura, cerré los ojos para sentir el aire fresco y entonces supe que te pertenecía.

Otra cena con amigos, una comida de trabajo con grandes intenciones y promesas de mejora, y un encuentro fortuito en una terraza llena de gin tonic que celebraban el comienzo de algo importante. Hasta nos hicimos una foto que inmortalizara aquel momento.

Terminaban nuestros días juntos. La última noche dio para un concierto íntimo. Un grupo pequeño de gente, luces bajas y un piano. Y una voz que nos susurró que nos habíamos enamorado irremediablemente...

Después de once días con sus once noches nos despedimos. Lo habíamos hecho otras veces y había sido sencillo. Nos levantamos, desayunamos cerca de nuestra ventana, nos miramos a los ojos y te dije adiós. Lo hice como siempre, pero se me encogió el corazón y me puse a llorar incapaz de poner freno a las emociones de los últimos días.

"Me voy a donde lo tengo todo y me marcho de donde cada día dejo más", escribí en Twitter.

Y me despedí de ti con la promesa de darme unos días para pensar.

Pero lo nuestro quizás sea un amor imposible, Madrid.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento