La proximidad del referéndum o, más probablemente, de unas nuevas elecciones en Catalunya a finales de septiembre está acelerando el hecho de que cada partido político coja posiciones en la línea de salida a la espera del ya tan ansiado: preparados, listos, ¡ya!

Como es sabido, en las carreras electorales prácticamente todo vale y el PDeCAT lo está empezando a sufrir en sus carnes en parte por culpa de sus propios errores en la gestión del Caso Palau. El detonante ha sido la negativa del Govern (respondiendo a las presiones del PDeCAT) a acusar a Convergència Democràtica en el caso del expolio del Palau y la  presunta financiación irregular de CDC. Esta decisión del Govern le ha enfrentado con el Ajuntament de Barcelona, con sus socios de Govern de Esquerra Republicana y como era natural con las CUP, además de dar argumentos a los grupos de la oposición en el Parlament.

El lunes la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pidió al presidente de la Generalitat una reunión urgente del Consorci del Palau de la Música para provocar que el Govern se posicione. Una argucia muy inteligente de Colau que provocó el martes una reacción más que contundente de la portavoz Neus Munté quien, tras las tensiones entre los socios de JxSí, aseguró el Govern "ha decido de forma unánime" esperar a la resolución del Caso Palau para posicionarse y acusaba a Colau de "deshonesta". Una unanimidad que no ha durado ni 24 horas ya que ERC votó ayer en el Parlament a favor de que el Consorci acuse a CDC en el Caso Palau.

La sombra del 3% planeaba ayer por el Parlament y nadie quiso votar con el PDeCAT.