HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Trump y Kim Jong-un, ¿estrategas o temerarios?

HELENA RESANO
HELENA RESANO
HELENA RESANO
HELENA RESANO

Son 104 días. Poco más de 3 meses para darse cuenta de que esto de ser presidente es mucho más duro de lo que él pensaba. Donald Trump ha confesado que nunca había trabajado tanto como ahora, dice que echa de menos su apacible vida de antes y que esto de ser presidente pensaba que iba a ser más fácil. Entre quienes le votaron en noviembre parece que ni semejante confesión les ha hecho dudar pero desde este otro lado, sus palabras, suenan a broma de mal gusto. O a político caprichoso que se ha cansado pronto de sus nuevas responsabilidades. Ah, y como anécdota: dice que lo que más echa de menos en esta nueva etapa es conducir. Yo dudo de que antes reunciara a su chófer a menudo, pero en fin.

En estos 104 días Donald Trump ha tenido dos obsesiones: acabar con el legado de Obama sea como sea y arremeter contra la prensa a la que acusa de mentir. No ofrece ruedas de prensa, sus entrevistas son contadas y siempre a los mismos medios, a los que él considera leales, la FOX y poco más. Utiliza twitter para marcar sus posiciones políticas. Es el estilo Trump. Estilo que ha marcado una forma de hacer política desconocida hasta ahora. Ha sido el primer presidente en 20 años en dar plantón a la tradicional cena de corresponsales de Washington. En un mitin en Pensilvania, (a Trump alguien le debería de decir que la campaña terminó hace meses) dijo que estaba feliz de encontrarse a kilómetros de la "ciénaga de Washington".

Que un poderoso ataque a los medios de comunicacion y los señale como el origen de todos los males es parte del juego. Esto lo hacen muchos políticos barra dictadores. Cuanto más molestamos más se ensañan. En mi opinión es un buen síntoma de que, lo que hacemos, va por el buen camino.

Lo que sí preocupa es la última obsesión de Trump: encontrar la guerra que le permita unir al país frente a un enemigo común. Estrategia de manual: pon la diana sobre alguien para que los dardos se dirijan hacia esa persona y no hacia ti. Kim Jong-un le está haciendo el juego: hoy ensayo un misil, mañana pongo una fila de tanques amenazantes en la playa, hoy digo que acelero mi programa nuclear. Es el tira y afloja en el que llevan metidos semanas. Trump juega con los tiempos, desliza que está meditando usar la opción militar, que la tiene encima de la mesa. Pero mientras tanto hace movimientos inquietantes:  ha desplegado un escudo antimisiles en Corea del Sur, algo que por cierto ha enfadado a China y ha desviado uno de sus portaaviones a la península de Corea. Si sólo fuera un calentón, resultaría menos preocupante.

En un intento por rebajar la tensión Trump ha dicho que estaría dispuesto a reunirse con el líder norcoreano, al que por cierto ha definido como un tipo espabilado. No sé si espabilado es la palabra adecuada. Ni para él ni para Trump. Estrategas sería demasiado benévola. Temerarios creo que encaja mejor.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento