HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

Repite conmigo: más creatividad y cordura en las aulas

HELENA RESANO
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He terminado la tourné de reuniones de comienzo de curso. Casi un mes después de arrancar nos convocan a los padres, primero, para asustarnos de lo que nos espera este curso, y segundo, para aleccionarnos sobre métodos de estudio. Un poco lo de siempre, "dejarles que hagan los deberes solos", que utilicemos los grupos de whatsapp de madres sólo para cumpleaños y no para enviarnos la ficha que nuestro adorado hijo/hija se ha dejado por enésima vez en el colegio. El objetivo, dicen, es que sufran, que lo pasen mal al día siguiente cuando le tengan que decir al profesor que no traen los deberes porque se les olvidó. Que no dejen todo para el último día. Que les pidamos cordura a la hora de estudiar. Que no volvamos nosotros a pasar por el agobio de tener que estudiarnos las valencias o la angustia de saber resolver los problemas de matemáticas o de llevar todo bien aprendido para los exámenes, que esa agonía se la dejemos para ellos solitos.

Y que no cometamos los errores del pasado: "no hay que memorizar, hay que entender, es necesario razonar". A mi esta parte es la que más me sigue chirriando de todas. Insisten en que el sistema educativo ya no es el de saber de memoria la lista de los Reyes Godos sino de entender qué pasó en aquella época, cómo vivían los egipcios, cuáles eran sus códigos. Bien, me parece bien. Es todo un avance que dejemos la memorización y pasemos a la enseñanza mucho más intuitiva, reflexiva. Que potenciemos la capacidad de crítica de los alumnos, de cuestionarse lo que leen, de debatir. De hablar en público (el mayor déficit que tenemos los adultos cuando nos enfrentamos al mundo laboral: cuántas reuniones nos cuestan horas de insomnio por el miedo a exponer en público nuestros argumentos, nuestro trabajo. ¡Cuánto talento perdido por el miedo escénico!).

Bien, aplaudo el esfuerzo por cambiar el método en las aulas pero me temo que ese cambio no se traduce luego en el sistema de evaluación. Porque esos alumnos, en reválida, selectividad o como quiera que se llamen ahora, les exigirán fechas, números, datos, que tendrán que vomitar de memoria. Y no digamos ya en una oposición. En un examen de MIR. Meses de estudio memorizando para jugársela luego a una carta. Hay que tener mucha fuerza de voluntad para encerrarte en casa meses y meses y esperar, confiar, que ese día estés medianamente brillante.

En el futuro más próximo, las máquinas podrán realizar el 90% de las tareas que hacemos ahora, podremos consultar miles de datos. En rapidez, memoria o ejecución no podremos superar a los robots, a los ordenadores, excepto en creatividad. Ahí somos y seguiremos siendo únicos. Y eso es lo que menos estamos fomentando en las aulas. Seamos realmente revolucionarios: invitemos a nuestros hijos a ser creativos.

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