3.740 inmigrantes han muerto ahogados este año en aguas mediterráneas. Ni faenaban ni batallaban, solo huían de la guerra y de la miseria. No eran almas de marinero, pero allí fueron enterrados sin duelo, entre la playa y el cielo, muy cerca del mar porque no hallaron otra vía de escape. Querían tener una vida y encontraron la muerte. Puede haber épica, pero desde luego nada de poesía en morir así en el Mediterráneo.
OPINIÓN26.10.2016 - 06:46h
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