Existe una cruzada contra los móviles o contra quienes los usamos continuamente. "No sueltas el móvil", "déjalo ya", "se te va a quedar la mano con la forma del móvil",...

He llegado a sentir culpa o vergüenza por ese hacernos creer que tenemos una adicción insana al móvil, hasta que hace poco me di cuenta de que no había nada de malo en ello.

Tengo en el móvil el Whatsapp que me permite hablar con mi familia cuando estamos lejos, preguntar a mis padres cómo están o cruzar audios con mis hijos. Escribo a mis amigos y familiares habitualmente para que sepan que aunque me vean poco me acuerdo de ellos y les echo mucho de menos. Le digo que aquí estoy a la gente que quiero, escucho y animo a quién me necesita y aconsejo a quien me lo pide. Planeo fines de semana que probablemente no llegaremos a hacer nunca pero que nos divierte pensar que estarían bien, organizo cenas de amigos de ciento en viento o improviso un café o un vino rápido con quien se apunte cuando el trabajo y la familia nos lo permite.

Tengo Runtastic para cuando salgo a correr que me ayuda a saber qué distancia hago, a qué ritmo o cuánto tiempo me ha llevado. Corro porque me hace sentir bien, porque me ayuda a desconectar, porque consigo pensar como no lo hago cuando estoy sentada y en definitiva porque me hace muy feliz, y lo hago siempre con el móvil.

Tengo spotify donde guardo canciones agrupadas en listas. Algunas con buen ritmo para correr, otras de amor para cuando las necesite, o de desamor para cuando ojalá no las necesite nunca, una lista de ‘buen rollo’ que es un imprescindible y otras que me encantan porque son directamente de amigos a los que quiero, como mi Diego Ojeda.

Tengo Facebook, Twitter e Instagram, tres indispensables porque me permiten compartir con tanta gente mis vídeos, mis fotos, mis reflexiones, pensamientos, locuras, reivindicaciones o sentimientos. Amo las redes sociales y la oportunidad que me dan de estar en contacto diario con tantas personas a las que quiero, ¡esos piñones!

Tengo Gmail para leer y responder hasta en un viaje en taxi algún email, para que no se me acumulen demasiados...

Tengo un bloc de notas donde apunto antes de que se me olvide alguna idea para un próximo vídeo o post, los libros que estoy escribiendo o la columna en 20minutos.

Tengo muchas otras aplicaciones, lo uso de teléfono, cámara, despertador y radio, y luego tengo una ventana al mundo que es San Google. Soy curiosa por naturaleza, necesito saber y me encanta aprender, y tengo la posibilidad en mi móvil de hacerlo en cualquier momento y en cualquier sitio.

Aprender, leer, escribir, hablar, planear, organizar, soñar, querer, ayudar, escuchar, investigar, compartir… hago todo eso con mi móvil cada día y no, no me parece para avergonzarse, me parece maravilloso.