CARLOS G.MIRANDA. ESCRITOR
OPINIÓN

La increíble fragilidad de los móviles

Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.
Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carlos G. Miranda, colaborador de 20minutos.

Se me ha roto el móvil. Otro más. Ya he tenido más teléfonos que relaciones. Funcionaba de maravilla, pero fue cumplir el año y empezar a cortocircuitarse como pasa siempre. A los móviles, no a mis relaciones.

Mi padre dice que ahora a los jóvenes las cosas no nos duran porque creemos que siempre vamos a tener un reemplazo, pero la culpa es de la obsolescencia programada. Es cierto que el móvil se me cayó a los pocos días de sacarlo de la caja y la pantalla quedó como un Picasso, pero lo llevé a un decomisos y me pusieron una nueva (increíble la fluctuación del precio de las reparaciones pirata). Mi padre dice que debería haberlo llevado al servicio técnico oficial, que las cosas dañadas, como las arregles a medias, se quedan tocadas para siempre.

Mentira, el móvil después funcionaba fenomenal. Reconozco que al mes ya me había olvidado de lo que me costó la reparación y se me cayó unas cuantas veces más. Cuando tocaba el tercer cambio de pantalla, después de que mi gato saltara a por el móvil mientras nos hacíamos un selfie juntos, decidí que rota también tenía su punto. Pero la debacle llegó cuando el teléfono se me cayó al retrete, uno de un bar pasadas las tres de la madrugada. Lo tuve en reanimación en arroz, pero tras la inmersión ya sí que se quedó dañado por dentro. Las aplicaciones hacían lo que les daba la gana y saltaba Siri todo el rato preguntándome si quería algo (no acabó de pillar lo de que quería que se desconectara para siempre). Mi padre dice que en las crisis llega un punto del que ya no se sale.

Lo peor es que mi próximo móvil también se me romperá cuando acabe de pagarlo. En la tienda me dirán que es un modelo mejor, pero será aún más frágil y yo echaré de menos el antiguo. Probablemente, no conseguiré apañarme con él hasta que se rompa, aunque esta vez tardará más en morir. He fichado una funda por internet, modelo armi acuática, que dicen que si tiras el móvil desde un quinto piso sobrevive. Además voy a ponerle un cristal encima que es medio antibalas. Seguro que será un móvil más bonito que el anterior, aunque no estoy seguro de que vaya a verlo con tantas cosas encima.

Mi padre dice que toda esa armadura no sería necesaria si aprendiera a cuidar las cosas que tengo. Si estoy pensando en que se romperá en poco tiempo pero luego tendré uno nuevo mejor, no voy a apreciarlo igual. Dice que en el cambio siempre se pierden un montón de mensajes y fotos; le he explicado cómo funciona lo de la nube, pero él cree que los recuerdos es mejor llevarlos en la mano que en el aire. Insiste en que debería ganarle la batalla a la obsolescencia y reprogramarla, como lleva haciendo él toda su vida. Se refiera a los móviles, no a las relaciones. Creo.

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