Charo Rueda Periodista
OPINIÓN

Cuando los ídolos te decepcionan

Charo Rueda, periodista.
Charo Rueda, periodista.
CHARO RUEDA
Charo Rueda, periodista.

Discusión de sobremesa de domingo, con permiso de la nieve, sobre algo que ha ocurrido hace unos días y que pone en la balanza dos maneras muy distintas de actuar ante una misma situación. Los protagonistas de nuestro ‘debate’ que terminó en acuerdo eran, por un lado, la doble campeona mundial de ajedrez Anna Muzychuk, que acaba de perder sus dos títulos al renunciar a acudir al Campeonato Mundial Femenino de Ajedrez que se ha celebrado hace unos días en Arabia Saudí; y por el otro, el exjugador del Barça Xavi Hernández, hoy en las filas del Al Sadd SC, en Catar, que habla maravillas del régimen que le da de comer bastante bien.

Anna Muzychuk y otras destacadas ajedrecistas como la campeona de España Sabina Vega o la argentina Carolina Luján renunciaron a ir a Riad para poner de manifiesto su protesta por la discriminación que sufren las mujeres en esta parte del mundo, en donde no se respetan los derechos humanos.

En Arabia Saudí, no pueden salir solas y tienen un tutor hombre durante toda su vida, que decide lo que pueden hacer y lo que no. No estudian lo que quieren, no pueden trabajar con hombres ni atendiendo al público… Es uno de los países donde la igualdad de sexos es una entelequia, y las ajedrecistas se han plantado aunque defender sus valores les haya supuesto perder puntos en el escalafón.

No sé si serán mis propias ganas, pero este acto de rebeldía, de dignidad, quiero verlo como parte de la tormenta mundial que están protagonizando las mujeres en muchas disciplinas profesionales para reivindicar la igualdad real. Desde el lado opuesto, Xavi Hernández dulcificaba, hace unos días en una entrevista en La Vanguardia, las tropelías del régimen dictatorial de Catar, que es igual que el de Arabia Saudí, sin que se le cayeran las vergüenzas al suelo.

En Catar no hay libertad de expresión ni de asociación ni de reunión pacífica, a las mujeres las tratan igual que en Arabia Saudí y los trabajadores extranjeros migrantes sufren explotación y abusos, salvo que seas Xavi Hernández y esperes ser el próximo seleccionador del país, porque el príncipe te lo ha prometido. Ni así puedo entender que haya contado sin despeinarse que allí la gente es feliz, que están encantados con la familia real, que llevan sus fotografías en el coche y que cuidan a sus ciudadanos porque les dan un sueldo por ser del país. O que él ya le ha dicho al príncipe que tiene que mejorar la situación de los migrantes y que lo están haciendo.

Ojiplática me quedo. ¡Menudo chasco! Yo soy culé, a Xavi Hernández lo consideraba, además de un futbolista diez, un hombre muy sensato y cabal. A todos los de la sobremesa nos parece muy bien que se haya manifestado públicamente sobre el lío de Cataluña rechazando los encarcelamientos y pidiendo un referéndum aunque no sea independentista, pero de ahí a confundir Catar con el mundo feliz en el que él y su familia viven va un trecho tan grande como un océano. Vaya que sí.

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