CARMELO ENCINAS. PERIODISTA
OPINIÓN

El español de la maletita

Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Carmelo Encinas, colaborador de 20minutos.

El paro baja en España. Es verdad que no al ritmo y la manera en que quisiéramos pero baja. De mantenerse la tendencia, en unos años habremos conjurado esa suerte de maldición que parecía abocarnos a un desempleo estructural de carácter endémico. Y se hablará, a buen seguro, del 'milagro español', y darán pasos al frente reclamando sus medallas aquellos que se autoproclaman artífices de tal prodigio.

Lo hacen ya los presidentes de algunas comunidades autónomas y con más ahínco que nadie el Gobierno de la nación, que atribuye la recuperación del empleo a "las cosas bien hechas" que es como definen su política económica. Entre esas cosas que dicen haber hecho bien está la reforma laboral, un instrumento discutido y discutible que hasta algunos empresarios reconocen que habría que matizar.

Buena, mala o regular esa legislación laboral no es ni de lejos la hacedora de la recuperación del empleo. El que ha obrado en realidad ese milagro, sin haber recibido  reconocimiento público alguno, es "el español de la maletita". Se describe de esta gráfica forma a ese autónomo o pequeño empresario que al verse sumido en la crisis, en lugar de llorar por las esquinas lamentando las circunstancias adversas, llenó el troler de catálogos  y se fue a vender lo suyo por ahí fuera. Gente inasequible al desaliento, muchos de ellos sin experiencia internacional ni manejo de idiomas, que fueron a abrir mercado para sus productos «made in Spain».

Ese proceso de reinvención es el que ha permitido tornar un déficit con el exterior en 2008 de 100.000 millones en nuestra balanza comercial en el superávit de 20.000 que tenemos en la actualidad.

Sin negar el mérito de las grandes compañías españolas hipercompetitivas en sectores como el textil o la ingeniería civil, quienes han logrado generar empleo masivamente han sido las medianas, pequeñas e incluso ínfimas empresas. Los datos  que lo corroboran son demoledores. En España solo hay 250 grandes empresas, el 85% del empleo lo generan las PYMES y, atención, el 60% de los trabajadores laboran en empresas de menos de 5 individuos.

La competitividad de este tejido empresarial, forjado casi siempre con un tesón  personal ciclópeo, es de tal consistencia que, según el servicio de estudios del Banco de España, sus productos y servicios han logrado sustituir a los importados consumidos en hogares, empresas y administraciones. Un esfuerzo en el que han encontrado alguna ayuda logística en las embajadas y consulados pero casi ninguna financiera. El crédito a los pequeños empresarios ha brillado por su ausencia en  la banca tanto como la timidez en las ayudas oficiales. De facilitar las cosas al emprendimiento, no puede presumir el Gobierno. A los portadores de medallas habría que preguntarles cuántos empleos más se habrían creado de haber echado un cable a "los españoles de la maletita".

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