CARLOS G.MIRANDA. ESCRITOR
OPINIÓN

El drama de vivir sin aire acondicionado

Carlos G. Miranda.
Carlos G. Miranda.
CARLOS G. MIRANDA
Carlos G. Miranda.

No tengo aire acondicionado en casa. Cuando le pregunté al casero si le saldría muy cara la instalación, me respondió que mirara a ver en cuánto se me quedaban a mí los plazos. Estar fresquito es un lujo, que por algo recomienda el consejero de Sanidad que los chavales se hagan abanicos de papel. El problema es que el calor de este verano está siendo histórico y yo soy de los que trabajan en casa, así que decidí tomar medidas. En concreto, las que proponen todos esos trucos que rulan por internet y prometen una vida bien fresquita sin necesidad de aire acondicionado.

Lo primero fue cambiar la temperatura de la ducha. Por mucho que lo que más me apeteciera al salir de mi ardiente cama fuera un ice bucket challenge, me metí debajo del chorro de agua templada. Es que el frío da gustazo, pero activa el organismo, que gasta energía, y solo consigues aumentar la temperatura corporal. Ducharse con este calorazo apuntando el grifo al color rojo me hizo descubrir que secarse y sudar al mismo tiempo es posible.

El escritorio lo protegí con el paso previo en la cadena evolutiva al aire acondicionado: el ventilador. Es barato, tiene encanto y escribir con uno delante sería como estar en una película de Jim Jarmusch. Uno solo hacía poco, así que puse cuatro y acabé en un videoclip de Paulina Rubio. Tampoco contaba con que la banda sonora sería la de un helipuerto, ni con que al poner cubos de hielos delante de los ventiladores para que soltaran aire con gotitas, como recomiendan, el agua acabaría llegando al enchufe y me haría un corte.

Más fácil fue lo de tener las persianas bajadas y las ventanas cerradas para que no entraran los grados de la calle. Lo de estar con las luces apagadas lo llevó peor el gato, que soy miope y le pegué algún que otro pisotón (tranquilos, que salí perdiendo yo con sus mordiscos posteriores). La penumbra no creaba el mejor ambiente para trabajar, así que la siesta se me adelantó un poco. O igual me dormí para que dejaran de sonarme las tripas, que alimentarse solo de gazpacho deja el cuerpo para ir a la piscina y ya.

Además de comer ligero, se suponía que debía evitar el café, que estar nervioso es malísimo para luchar contra el calor, pero como no hay quien duerma con estas temperaturas entré en un círculo vicioso de cafeína ingerida con culpa para sobrevivir a la jornada laboral y sueño acumulado. Y eso que para dormir hice lo de colocar los ventiladores apuntando a las ventanas para que no entrara en el piso el efecto isla de calor, ese que dice que el calor acumulado en el asfalto sube por la noche y se te mete en casa (el vecino de enfrente no se sabía el truco y me despertó de madrugada a gritos, harto del ruido de mis cuatro ventiladores). También hice lo de meter las sábanas en el congelador para que al ponerlas estuvieran fresquitas, pero debería haber sacado la pata de cordero que tenía congelada. Se pegó el olor y me venía en sueños una sensación de estar en Nochebuena que, paradójicamente, no aumentó la de frío.

Lo que sí me funcionó fue lo de provocar corriente abriendo las ventanas de los extremos de la casa. Bueno, ventanas solo tengo en uno de ellos, así que tuve que dejar la puerta abierta para que se moviera el aire. Soy de los que siempre saludan cuando me cruzo con los vecinos por la escalera, les veía desde el escritorio y acabé charlando con todos del tiempo, con la consecuente bajada de rendimiento laboral. Al final, tuve que cerrar porque lo de llevar ropa de colores fresquitos, a partir del mediodía, dejó de funcionar y me pasé a los calzoncillos. Resulta que la silla de trabajo, además de con el escritorio, pega con mi espalda…

Total, que entre comprar ventiladores, un colchón porque no hay quien le quite el olor a cordero, la factura del electricista, la silla y los litros de gazpacho de bote, he echado cuentas y el próximo mes me pillo un pingüino de esos portátil, que me va a salir por lo mismo. Si es que este calor no hay trucos (de esos que dan muchos clics en internet) que te lo quiten de encima.

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