ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

España, una 'scary movie'

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Esto se va pareciendo cada día más a una de esas películas que parodian con absoluta falta de respeto y sin ningún temor de caer en lo grotesco los grandes éxitos de taquilla, las llamadas scary movies que ya se han hecho clásicas y han creado su propio género. Para verlas por televisión no es mal plan, pero para vivirlas a diario en un país resulta francamente deplorable.

Todo es un perfecto disparate, un juego que va a terminar muy mal jugado por dirigentes que representan a los ciudadanos, una historia que es un cuento infantil —pero muy infantil— con urnas tipo Willy —¿dónde están la urnas?—, papeletas que se las hace uno en el ordenador de casa, Ada Colau instalada en la duda, la fiscalía que denuncia a más de setecientos alcaldes —a ver si hay sitio para todos— y otros, más de trescientos, que no están dispuestos a protagonizar el vodevil. Y Ciudadanos que quiere quitar lo de 'nacionalidades' de la Constitución como si así se arreglara algo; Pedro Sánchez que ofrece más autogobierno para Cataluña y mucho diálogo, como si los independentistas quisieran dialogar algo que no sea la independencia. Y el inefable Rajoy tan siempre de perfil asegurando que todo está previsto y que no habrá referéndum; y el Parlamento catalán por libre, y los antisistemas de las CUP deseando que llegue el 1-O para da igual qué: la calle agitada es lo que importa y nada tan deseable para un antisistema como tratar de imponer su sistema.

Nada tiene sentido y no porque lo diga el Constitucional, es que el pretendido referéndum y las leyes que lo acompañan son un puro dislate que sería invalidado en cualquier país. Alguien tan poco sospechoso como el lehendakari Urkullu afirmaba que se debe ser 'honesto' y reconocer que, "tenga lugar lo que tenga lugar (el 1-O)", no lo hará con las "garantías debidas de lo que en principio sería una aspiración de celebrar un referéndum".

El problema es que solo va a quedar la calle, los disturbios, el follón, los enfrentamientos que se sabe cómo empiezan pero no cómo acaban y siempre acaban peor de lo que uno quisiera. Y los Mossos en medio sin comerlo ni beberlo. Y Europa atónita ante el espectáculo. Pero eso es lo de menos; ante la enésima afirmación de que una hipotética republica catalana independiente quedaría fuera de la UE, no recuerdo qué lideresa del PdCAT aseguraba con una ingenuidad pasmosa –o lo que sería peor, con una fe absolutamente ciega– que el problema entonces lo tendría la Unión Europea. Hasta ahí hemos llegado.

Todo es una scary movie con solo una diferencia: en las películas el final es feliz. Aquí no lo va a ser.

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