ANDRÉS ABERASTURI. PERIODISTA
OPINIÓN

Carta a una señora de Alsasua

Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.
JORGE PARÍS
Andrés Aberasturi, colaborador de 20minutos.

Iba a comenzar esta misiva con el clásico principio de "estimada", pero no me lo pide el cuerpo o no me lo permite el alma. Porque no es fácil sentir estima por alguien que como usted, señora, se siente orgullosa de que en su pueblo, Alsasua, no haya libertad.

Pocas cosas tan vergonzosas como aquel grito absolutista con el que un grupo de españoles recibieron al felón Fernando VII: "vivan las cadenas" gritaron, y desengancharon los caballos de la carroza para que personas del pueblo tirasen de ellas en lugar de las bestias.

No es fácil entender su ira contra un periodista que estaba grabando lo que ocurría en la vía pública rodeado por seis radicales que tratan de imponer la ley del silencio, la fuerza  del más fuerte, el temor que pueden infundir unos cuantos por encima de la libertad de información de uno solo. Y fue entonces cuando usted, que contemplaba la escena desde un portal, se unió a la turba exigiendo al periodista que dejara de grabar lo que pasaba en una plaza pública. El periodista en cuestión le respondió algo evidente: -Señora, grabamos porque en España hay libertad- a lo que usted respondió entre triunfal y amenazante con estas palabras textuales que se pueden escuchar en Internet: -"Pero aquí no…" ¡En España habrá libertad, pero aquí no la hay!

No es fácil entender a estas alturas que alguien pueda presumir de que en su pueblo no haya libertad. No sólo no es fácil entenderlo sino que es profundamente triste y desolador que después de tantos años alguien, aunque sea de una forma pasional, pueda sentirse orgulloso de vivir en lo único que es contrario a un régimen de libertades: en una dictadura. Y más aún cuando esa dictadura se reduce a una pequeña isla dentro de una Navarra que trata de olvidar un pasado que a todos nos duele.

Flaco favor, señora, se hace a usted misma y a su sentido de la ética, flaco favor hace incluso a los que parecen ser los suyos admitiendo que en España puede que haya libertad "pero no aquí" y flaco favor hace a los vecinos de Alsasua que imagino no deben sentirse muy cómodos de aparecer en la historia como un reducto dictatorial, como una isla del pensamiento único impuesto por cuatro matones. Cuando incluso Otegui parece empezar a recapacitar sobre el dolor causado, su enardecida defensa de las cadenas en Alsasua solo puede avergonzarla a usted y a los que aún piensan como usted.

Que la libertad nos ilumine, Andrés Aberasturi

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