Estimado alcalde de Vigo, don Abel Caballero:

El estadio municipal de Balaídos se encontraba el sábado en estado de riesgo y esto provocó la suspensión del partido Celta-Real Madrid, que debía jugarse el domingo. Como quiera que ese recinto queda bajo su responsabilidad, quisiera decirle que la gestión al respecto ha resultado deficiente; y que millones de espectadores de todo el mundo se han dado cuenta de la chapuza y han comprobado que la ‘marca España’ hace agua cuando llega esta época, valga la coincidencia. La misma época de cada año, por cierto, porque ahora se llama ‘frío siberiano’ o ‘ciclogéneis explosiva’ a lo que toda la vida había sido el invierno.

El viernes pasado volaron unas planchas de las que recubren la grada, y otra más lo hizo el mismo sábado. Y varias de las que quedan en su sitio se mueven al son del vendaval, con amenaza de planear aleatoriamente sobre el público.

Sí, sabemos que estaban en ello; que la adjudicación de las obras fue paralizada por un juzgado tras el recurso presentado por "una asociación cercana al PP". Pero, perdóneme, señor alcalde, uno piensa que el juez habrá paralizado por algo las obras cautelarmente, quizás porque el procedimiento no se había llevado de la manera adecuada. Y, en cualquier caso, una mayor prevención en los plazos y un mejor mantenimiento habrían evitado esta situación en la que, paradójicamente, las cubiertas han quedado al descubierto.

Algo similar ha sucedido con otro estadio gallego, el de Riazor (Deportivo-Betis), sí, pero le dirijo la carta a usted porque le conozco más, y porque hay que reconocer que entre el Madrid y el Betis median unos cuantos millones de espectadores en todo el mundo.

Dicho todo lo anterior, es de agradecer que usted decidiera con rapidez la suspensión del partido, que la anunciara a renglón seguido y que asumiera la responsabilidad ante la crisis creada. Algunas veces, por no reconocer un fallo o por no quedar mal como responsable político o gestor, se asumen riesgos que pagan en primer lugar los demás.

Y le corresponden dos méritos adicionales: le dio usted un disgusto a Florentino Pérez, empeño nada fácil; y ha puesto en evidencia a la Federación y a la Liga, que ahora no saben dónde encajar ese partido en un calendario saturado por la mala cabeza de sus dirigentes.

Suerte con las obras, Alex Grijelmo