Dudas y descoordinación entre los aliados tras la primera oleada de ataques sobre objetivos libios

Obama, tras finalizar una comparecencia de este viernes en Washington.
Obama, tras finalizar una comparecencia de este viernes en Washington.
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Obama, tras finalizar una comparecencia de este viernes en Washington.

Incertidumbre. La primera oleada de ataques de la coalición internacional de países sobre territorio de Libia ha abierto un escenario en el que los aliados no parecen viajar a la misma velocidad ni perseguir los mismos objetivos. El miedo al "estancamiento" de la operación 'Odisea al amanecer' es real.

En este sentido ha sido Francia, el país que más ímpetu ha mostrado recientemente contra Muamar el Gadafi, el primero en admitir que no hay un "mando integrado" en la operación.

A las dudas de Francia se añade la falta de consenso en el seno de la OTAN, que ha vuelto a aplazar hasta este martes la decisión sobre el papel que la Alianza Atlántica jugará en la intervención militar en Libia.

Italia compromete su ayuda

La Organización del Tratado del Atlántico Norte está encontrando dificultades para decidir su papel en Libia, dada la negativa de dos de sus socios -Alemania y Turquía- a participar en los ataques y ante el hecho de que varios países árabes que no pertenecen a la organización se han comprometido a apoyar a las potencias occidentales.

Es Italia el país que con más brío reclama que tome el mando. Así, el país transalpino ha llegado a advertir  de que se plantea retomar el control de sus bases militares, desde las que están partiendo aviones de la coalición internacional que ataca Libia, en caso de que el mando de la operación no pase a manos de la OTAN.

"Queremos que haya una coordinación distinta de la que ha habido hasta el momento", dijo a este respecto el primer ministro Silvio Berlusconi. El Gobierno español también ha anunciado que está abierto a que se ceda a la OTAN que dirija las intervenciones en Libia.

Obama quiere menos parotagonismo

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha confirmado este lunes que su país -otro de los participantes en la coalición- renunciará a su papel dominante en la intervención militar extranjera sobre Libia una vez que las defensas antiaéreas del régimen de Gadafi queden inutilizadas.

Obama ha asegurado desde Santiago de Chile que, aunque Gadafi "necesita irse", la misión ratificada por el Consejo de Seguridad de la ONU tiene como objetivo proteger a la población civil libia.

En este sentido, ha subrayado que los aliados emprendieron la acción militar enmarcada dentro de la zona de exclusión aérea por la crisis humanitaria que podía generarse en el país magrebí a causa de los enfrentamientos entre las tropas leales a Gadafi y rebeldes opositores.

Las primeras críticas a los bombardeos, sin embargo, partieron de la Liga Árabe que sí apoyó la imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia. La posibilidad de que hubiera víctimas civiles por la intervención internacional, algo no confirmado hasta la fecha, hizo plantear a algunos líderes sus dudas.

Por su parte, la Cámara de los Comunes -tras un largo debate- dio el visto bueno a la participación británica en la intervención en Libia, con 517 votos a favor y 13 en contra. Sin embargo, una encuesta reciente asevera que la mayoría de los ciudadanos británicos están en contra de que sus tropas intervengan.

La ONU revisará la operación

El Consejo de Seguridad de la ONU acordó celebrar el próximo jueves una reunión para analizar la intervención militar internacional contra el régimen de Muamar el Gadafi autorizada la semana pasada por el organismo mundial.

Fuentes diplomáticas dijeron que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, informará en ese encuentro de la evolución de la situación en Libia siete días después de que se autorizara el uso de la fuerza.

La sesión del Consejo de Seguridad fue convocada por China, que ocupa su presidencia de turno, después de recibir este fin de semana una carta del ministro de Exteriores libio, Musa Kusa, en la que pedía una reunión de urgencia del organismo para detener los bombardeos internacionales contra el régimen de Gadafi.

Los miembros del máximo órgano de seguridad desestimaron la petición del jefe de la diplomacia de Gadafi, y en su lugar acordaron esperar unos días para revisar la marcha de las operaciones militares.

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