Josefina Aldecoa será incinerada hoy en Santander y enterrada en la intimidad por expreso deseo de la familia

La escritora y pedagoga Josefina Aldecoa, que falleció este miércoles en Santander a los 85 años, será incinerada hoy en la capital cántabra y enterrada en la intimidad, por expreso deseo de la familia.

La escritora y pedagoga Josefina Aldecoa, que falleció este miércoles en Santander a los 85 años, será incinerada hoy en la capital cántabra y enterrada en la intimidad, por expreso deseo de la familia.

Natural de La Robla, en León, Aldecoa pasó los últimos años de su vida en Mazcuerras, en Cantabria. El alcalde de este municipio, Celestino Fernández, ha lamentado la muerte de una persona "tan importante".

En declaraciones a Europa Press, el regidor ha señalado que se trata de "una gran pérdida" para la cultura en general y, también, para Mazcuerras, que fue "su casa" durante los últimos años de su vida.

Fernández ha aprovechado para enviar, en nombre del Ayuntamiento, un "saludo afectuoso" a la familia en estos "momentos tan difíciles".

Aldecoa, que falleció tras sufrir una insuficiencia respiratoria, fue escritora, pedagoga y directora del Colegio Estilo. Creció en una familia de maestros. Durante su juventud vivió en León, donde participó en la revista de poesía 'Espadaña', hasta que en 1944 se trasladó a Madrid para estudiar Filosofía y Letras.

Además, se doctoró en Pedagogía con la tesis 'El arte del niño', publicada en 1960. Durante sus años de estudiante universitaria entró en contacto con escritores como Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio, Alfonso Sastre, Jesús Fernández Santos o Ignacio Aldecoa, con quien se casó.

En 1959 fundó en Madrid el Colegio Estilo para el que se inspiró en las ideas que reflejó en su tesis basadas en las nuevas formas educativas y en la base ideológica de la Institución Libre de Enseñanza.

Entre sus obras destaca la publicación en 1961 de la colección de cuentos 'A ninguna parte'. Tras la muerte de su marido, en 1969, abandonó la escritura durante diez años y se dedicó únicamente a la docencia.

Después, continuó su actividad literaria con 'Los niños de la guerra ' (1983), donde Aldecoa realizó una crónica de su generación ilustrada por biografías y comentarios literarios sobre diez narradores surgidos en los años 50, 'La enredadera' (1984), 'Porque éramos jóvenes '(1986) o 'El vergel '(1988).

En 1990 inició una trilogía de contenido autobiográfico con 'Historia de una maestra' (1990), 'Mujeres de negro' (1994) y 'La fuerza del destino' (1997), como respuesta, en parte, al discurso político durante los años posteriores a la dictadura acerca de cómo reconstruir el sistema educativo, al que Aldecoa no consideraba lo suficientemente laico.

En 1998 escribió el ensayo 'Confesiones de una abuela', en el que relató las experiencias vividas con su nieto; en 2000 publicó la antología de cuentos 'Fiebre' y en 2002 la novela 'El enigma'. En 2005 sale a la luz 'La casa gris', una obra suya de juventud, y en 2008 'Hermanas'. Entre sus galardones, destaca el Premio Castilla y León de las Letras, otorgado en el año 2004.

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