Una alta exposición a la radiación dañaría la médula ósea y células de la sangre, causando la muerte

  • El doctor especialista Rafael Herranz del Gregorio Marañón indica que "por debajo de los 200 milisievert no se ha demostrado ningún efecto patológico en el ser humano".
  • Para prevenir la radiación, se administran dosis de yoduro potásico que bloquean cualquier daño a la gándula tiroides.
  • La radiación nuclear: invisible y devastadora para la salud.
Personal médico mide la radiación en los residentes de Fukushima, prefectura de Fukushima (Japón).
Personal médico mide la radiación en los residentes de Fukushima, prefectura de Fukushima (Japón).
EFE/Asahi Shimbun
Personal médico mide la radiación en los residentes de Fukushima, prefectura de Fukushima (Japón).

Los efectos en la salud a causa de la radiactividad dependen fundamentalmente del tiempo de exposición del ser humano a los materiales radiactivos. Rafael Herranz Crespo, jefe del servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, explica algunas de las consecuencias que la radiactividad produce en el cuerpo humano en función de las dosis que este absorbe.

Para calcular las dosis de radiactividad en los organismos, y por lo tanto la peligrosidad de la radiación, se utiliza la unidad de medida sievert. Por ejemplo, al someterse a un TAC, el cuerpo absorbe entre 50 y 60 milisievert. "Por debajo de los 200 milisievert no se ha demostrado ningún efecto patológico en el ser humano", asegura el doctor Herranz.

"En el caso de que se superen estas dosis de radiactividad", indica, "podrían afectar al ser humano" en diferentes niveles, llegando incluso a causar la muerte, como ocurrió en el accidente de Chernóbil en 1986.

Entre las consecuencias más graves, Herranz habla de que podría dañar la médula ósea, y "si la dosis fuera importante provocaría ya una disminución de las células de la sangre". Esto se traduce en anemia, leucopenia (disminución de glóbulos blancos) y hemorragias, entre otros síntomas.

En concreto, Herranz establece una escala que mide la peligrosidad para la salud humana en función de la dosis de sievert absorbida por el organismo: "Entre 1 y 10 sievert se produce un síndrome hematológico; a partir de 10 sievert, los síndromes son de carácter intestinal, y a partir de 20 sievert se produce ya un síndrome neurológico".

Hasta ahora, solo el accidente de Chernóbil ha provocado casos de personas con altos índices de radiación. "Todos los bomberos que estuvieron allí terminaron muriendo por el llamado síndrome agudo por irradiación", dice Herranz, ya que recibieron dosis de entre 50 y 60 sievert.

Medidas preventivas ante la radiación

Tras conocerse el accidente nuclear de la central de Fukushima en Japón, las autoridades niponas llevaron a cabo un plan de emergencia para intentar prevenir, en mayor medida, la exposición de la población a los materiales radiactivos.

"Lo primero fue distanciar a las personas de la fuente emisora de radiación (la central nuclear), seguido por la administración profiláctica de yoduro potásico", explica el jefe de Oncología Radioterápica del Gregorio Marañón.

Las radiaciones que contienen yodo radiactivo alimentan la glándula tiroides. "El yoduro potásico administrado a la población bloquea el daño en un largo período" a esta gándula. Las dosis proporcionadas, que durarán un máximo de 5 días, "están adaptadas a la edad de las personas, y a otras variables, por ejemplo, en el caso de mujeres embarazadas", indica Herranz.

Por otro lado, Herranz advierte del peligro para la salud pública si se libera cesio a la atmósfera: "La incorporación de cesio al hueso humano daña las capas superficiales y provoca la pérdida de densidad ósea, parecido a la osteoporosis".

El primer ministro japonés, Naoto Kan, pedía este martes a todas las personas que viven en un perímetro de 30 kilómetros alrededor de la planta que se queden en sus casas y se abstengan de abrir las ventanas o encender al aire acondicionado.

Siempre que se produce un fuga radiactiva, la nube que se genera asciende a la atmósfera y está a merced de las corrientes de aire, pudiendo bajar a la tierra en forma de lluvia. "Existe la posibilidad de contaminación fluvial y de la hierba", asegura Herranz, y a partir de aquí todo sería un ciclo que el doctor ejemplifica de la siguiente manera: "Las vacas se comen la hierba contaminada, producen leche contaminada y la población es la que se bebe esa leche".

Y añade: "Por eso hay que procurar no comer alimentos contaminados, ya que la vía de la ingestión es una posibilidad más de contaminarse por la radiación".

Un ejemplo a seguir

Para el doctor Herranz, las medidas tomadas por el gobierno nipón ante la fuga de materiales radiactivos de la central de Fukushima  "han sido ejemplarizantes".

"La prevención en Chernóbil fue mucho menor que en Japón", comenta Herranz, quien asegura que ese fue el motivo de que los efectos de la radiación en la población fuesen devastadores.

El centro de radiopatología y radioprotección del hospital Gregorio Marañón es el único en España que asiste a personas que pudieran resultar cotnaminadas o expuestas a radiaciones ionizantes como consecuencia de cualquier accidente nuclear o radiológico.

El equipo liderado por Herranz acaba de incorporarse a la red Rempan (The Radiation Emergency Medical Preparednes and Asistance Network) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Mostrar comentarios

Códigos Descuento