Un de cada cuatro catalanes expresa opiniones racistas o muy intolerantes respecto a la inmigración, según la encuesta que ha presentado este lunes el Centro de Estudios de Opinión (CEO), que también refleja que casi la mitad de los encuestados cree que el número de inmigrantes es "excesivo".

"El estudio demuestra que hay un núcleo duro formado por un 25% de la población, aproximadamente, que podríamos calificar de racistas culturales o claramente intolerantes con la inmigración", según el director del CEO, Jordi Argelaguet.

La encuesta, realizada a 1.600 residentes en Catalunya de nacionalidad española, detecta un descontento generalizado hacia las leyes que regulan la entrada y permanencia de extranjeros en España, puesto que cerca del 80% las considera "bastante o demasiado tolerantes". Según Argelaguet, "buena parte de los catalanes están incómodos con las políticas migratorias, porque consideran a los inmigrantes una competencia en la lucha por los recursos, escasos en un momento de crisis".

En este sentido, el director del CEO ha puntualizado que el rechazo es "mucho más claro" cuando se trata de inmigrantes irregulares que cuando se habla de extranjeros en situación regular. "La gente vincula inmigrante irregular con persona en peligro de exclusión social, que compite con los autóctonos a la hora de buscar trabajo o beneficiarse de los servicios públicos, en un contexto de crisis en el cual diferentes sectores se disputan los beneficios del estado del bienestar", según Argelaguet.

Así por ejemplo, el 65,8% de los encuestados cree que el Estado da más ayudas sanitarias a los inmigrantes que a los catalanes, aunque los dos tengan los mismos ingresos, un porcentaje similar a los que están convencidos de que los extranjeros reciben más ayudas escolares. En general, los catalanes creen que los inmigrantes reciben mucha o bastante protección del Estado, mientras que los pensionistas o las personas que viven solas reciben muy poca.

Estas respuestas tienen "mucho que ver con la situación de crisis económica", según Argelaguet, y no responden a un rechazo generalizado de los inmigrantes por su condición de extranjeros, puesto que el 68% de los encuestados cree que los inmigrantes instalados en Catalunya de manera estable tienen derecho a la nacionalidad española y el 63,4% defiende que deberán tener derecho a voto en las elecciones municipales.

Sin embargo, un 27,2% considera que todos los inmigrantes irregulares deberán ser expulsados de España, al margen del tiempo que lleven viviendo en Cataluña o de su situación económica y laboral. Este porcentaje se corresponde con el "núcleo duro" de personas con opiniones que denotan "cierto racismo cultural" y una clara "intolerancia", según Argelaguet. Sin embargo, el 67,6% de los encuestados considera que un partido político de ideología racista o xenófoba tendría "poca o ninguna aceptación" en Catalunya.

Respeto a la integración de los inmigrantes a la sociedad de acogida, el 71,4% cree que los extranjeros sólo deben mantener aquellos aspectos de su cultura y costumbres que no molesten al resto de catalanes. En este sentido, el uso del velo islámico parece no molestar excesivamente a los catalanes, ya que la mitad de los encuestados considera inaceptable que se excluya de la escuela a una alumna por llevar el velo, un porcentaje mayor que los que se muestran contrarios al velo en la escuela, puesto que un 7% no tiene opinión sobre esto.