Desde Canadá nos llega una de las más gratas sorpresas cinematográficas de la temporada. Inspirada en el texto teatral del mismo nombre, Incendies es uno de los trabajos más sonados del dramaturgo de origen libanés afincado en Canadá Wajdi Mouawad (1968), galardonado con el Gran Premio del Teatro de la Academia francesa por sus obras intensas y extremas.

No es de extrañar que el realizador Denis Villeneuve se dejase atrapar por esta historia con la que «me quedé sin aliento, como la primera vez que vi Apocalypse now» y cuyo argumento define como «un campo de minas históricas que profundiza en el tema de la cólera».

Incendies se adentra en arenas movedizas. Es la historia de una patata caliente: la que una madre deja caer, recién salida del horno, en las manos de sus hijos, y que acabará quemándoles de la misma forma que abrasó la existencia de su progenitora. Porque Nawal Marwan muere y tras su desaparición llega la sorpresa. En la lectura de su testamento, sus hijos gemelos Jeanne y Simon reciben como legado dos cartas: una para su padre (quien está supuestamente muerto) y otra para un hermano mayor (cuya existencia ignoraban).

Los gemelos afrontarán la situación de muy distintas formas: Jeanne parece intuir que detrás del hermetismo de su madre se esconde algo terrible (muy terrible, como sabremos pronto los espectadores), mientras que Simon se resiste a dejarse arrastrar, otra vez, por el carácter voluble de Nawal, por mucho que esto sea su último deseo. Una historia sobre la necesidad de zanjar las cuestiones pendientes aunque sea de forma póstuma, sobre el poder regenerador que infunde el perdón y sobre esos lazos invisibles pero irrompibles que unen a una madre con sus hijos. Nadie saldrá indemne.

INCENDIES. Canadá-Francia, 2010 / Dir.: Denis Villeneuve / Int.: Lubna Azabal, Mélissa Désormeaux- Poulin, Maxim Gaudette / Estreno: 11 de marzo