Joaquín Reyes: "Tengo la sensación de que estamos de prestado en el mundo de la tele"

  • El humorista habla de su debut en el universo literario.
  • Ha presentado el libro de tiras cómicas 'Ellos mismos'.
Joaquín Reyes ha publicado el libto 'Ellos mismos'.
Joaquín Reyes ha publicado el libto 'Ellos mismos'.
Jorge París
Joaquín Reyes ha publicado el libto 'Ellos mismos'.

Cómico, dibujante, guionista, productor… según Joaquín Reyes, "no son tantas cosas, lo que pasa es que son llamativas". Por si fuera poco, acaba de publicar Ellos mismos (Mondadori), una recopilación de tiras cómicas sobre celebrities, muchas ya publicadas. Lo ha completado con material inédito y un personaje, el orangután, un alter ego que sirve de hilo conductor y "le mete caña". En el prólogo, su amigo y compañero de fatigas Ernesto Sevilla relata su primer y extraño encuentro, que marcaría para siempre la imagen que tiene de él.

¿Por qué un orangután?

Me gustan los orangutanes porque son monos pelirrojos, eso les hace ser muy graciosos. Los monos tienen una cosa que es que son muy simpáticos pero te pueden arrancar la mano de un bocado. Esa ambivalencia me encanta. Los cómicos somos un poco así: hacemos reír y luego damos un bocado. Bonita metáfora.

Impactante, el prólogo de Ernesto Sevilla..

Si, el prólogo es casi lo mejor del libro. Me hizo mucha ilusión que quisiera escribirlo, estamos siempre con los culos juntos y me apetecía que lo escribiera él. Nuestros padres eran amigos, nosotros sabíamos de nuestra existencia mutua pero era como un primo lejano… Cuatro años es mucha diferencia de edad cuando eres pequeño, ahora parezco más joven que él, aunque él diga que no. Luego nos reencontramos en Cuenca, fue así como el destino.

Estudiando Bellas Artes, tengo entendido.

Ahí lo volví a descubrir, era muy gracioso. Él era muy amigo de Raúl Cimas, que también estudió Bellas Artes en Cuenca, como Carlos Areces. En Cuenca también estaba Julián López, pero él estudió Magisterio.

Exactamente ¿qué hacían en Bellas Artes?

Aparentemente, nada. Yo hacía algo más que ellos, Raúl y Ernesto eran muy vagos, perdían mucho el tiempo. Era una facultad muy pequeña y había pocos alumnos por clase. Aprendí mucho de mis profesores pero también de mis compañeros: era una facultad muy de artistas, nada de “no, es que yo estudio para ser funcionario”. También allí conocí a mucha gente con la que he trabajado más tarde, como Enrique Borrajeros, que hace la música original y la postproducción. Nos hemos juntado un lobby.

No quiero imaginar cómo seríais en aquella época...

Yo no era especialmente raro, porque allí había cada elemento… Cuando llegué a Cuenca y vi ese ambiente tan excéntrico y tan libre pensé: “¡Ostras, este es mi sitio!” Me sentí aceptado. Podía pasar cualquier cosa, era un ambiente muy estimulante. Realmente todo lo que somos ahora es gracias a la facultad, así lo veo yo al menos (soy un nostálgico). Luego, en Madrid, Ernesto entró a trabajar en Paramount y yo estaba haciendo monólogos y surgió el proyecto de La hora chanante. Y ahí empezó la cosa.

¿Os imaginabais que un día podríais ganaros la vida con vuestras “tontunas”?

El caso de Ernesto siempre fue más vocacional, la comedia. Yo quería trabajar dibujando, y nunca me planteé trabajar en la tele ni ser cómico. Sucedió todo de una forma natural. Es verdad que siempre he tenido esa inclinación hacia la chorrada pero supongo que cuenta mucho estar en el sitio justo y el momento adecuado. Sé que da asco: “trabaja con sus amigos, les va bien, son atractivos…”

¿Cómo definiría su humor?

Hay algo de esas gracias que haces entre colegas,  mucho de absurdo, tiene algo de costumbrista, de escatología… y humor manchego, que por algo somos de Albacete, aunque también hemos dado mucho el coñazo con La Mancha, eso también es verdad. Todo lo hemos hecho por intuición, queríamos ser transgresores, experimentábamos, nada ha sido reflexivo. Creemos que todas las herramientas son buenas para hacer humor, aunque no hacemos humor negro.

No estarán así todo el día…

No, pero sí es importante la actitud, que te guste la chorrada. En mi vida cotidiana bromeo bastante. He crecido en una casa con mucho humor, mi padre siempre nos hacía reír. Bromear es importante: las cosas ya no tienen tanta trascendencia ni los problemas son tan graves. Luego hay otros momentos en la vida en los que estás cabreado, pero si tienes una predisposición a la chorrada verás las cosas de mejor forma.

¿Qué tipo de padre es usted?

Tonteo mucho con ellos, nos disfrazamos y hacemos muchas chorradas. Cuando sean mayores se avergonzarán de mí. Me dirán: “’¡No, papá, no hagas eso por favor!”.  Pero hay momentos en los que te tienes que poner serio. La disciplina viene bien, a los niños y a los cómicos también.

¿Cuál es su pesadilla recurrente?

Que no les guste a la gente. Tengo la sensación de que estamos de prestado en el mundo de la tele, que nos hemos colado por la gatera. Pero siempre hemos sabido lo que somos, dónde estamos y no hemos engañado a nadie. Tampoco hemos tenido perspectivas muy altas. Disfruto de lo que hacemos y cuando llegue el momento de que se acabe, daremos las gracias a la gente y no pasa nada.

¿El ambiente en los rodajes es tan bueno como parece?

En el fondo es trabajo, y el trabajo tiene una parte árida pero lo pasamos bien, todo el equipo, llevamos trabajando juntos mucho tiempo, nos tenemos muchos cariño, y eso es importante cuando haces comedia, porque muchas veces hay que pringar muchas horas. Pero es una suerte compartir con tus amigos el trabajo, porque se pasa más tiempo con la gente del trabajo que con tu propia familia, y pienso que cuando esto no sea así lo echare de menos. También somos muy pesados, yo el más pesado de todos. Ernesto a veces me dice: “no sé si te prefiero cabreado”. Porque cuando tengo una idea doy mucho el coñazo. Pero también quedamos de vez en cuando para ir al cine, embriagarnos… vamos, lo que es el ocio juvenil.

¿Qué le queda por hacer, teniendo en cuenta su polivalencia?

Sé cuáles son mis limitaciones, por ejemplo, no me veo como actor. Lo que te mueve es la ilusión por hacer cosas y hacer reir. Mis inquietudes las tengo cubiertas de sobra, estoy feliz y contento trabajando con mis amigos y me siento realizado: he sido padre, he escrito un libro - no es Guerra y paz, es un libro de chichinabo, pero bueno- y en unos campamentos planté un pino -no es metáforico, un pino real-. Así que ya sólo me queda el declive.

¿Ningún plan maquiavélico para el futuro?

Vamos a hacer una película a medio o largo plazo que dirigirá Ernesto Sevilla y escribiremos y protagonizaremos nosotros. Creo que es la única manera en la que yo podría protagonizar una película. Estamos pensando el tema, hay ideas, pero todavía no hay nada firme. De momento haremos la segunda y tercera temporada de Museo Coconut y luego ya veremos. También tenemos pensado un serial radiofónico.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento