Comedido y dotado de un finísimo sentido de la ironía, Julián Contreras sostiene un ejemplar de su tercer libro, De Rivera a Ordóñez. Le apetecía dar a conocer a su hermano mayor, Francisco Rivera, de una forma alejada de su imagen corazonera. También él sabe lo que es sufrir la presión mediática, especialmente cuando su madre, Carmina Ordóñez, murió cuando él tenía 19 años.

¿Cómo se tomó su hermano la idea de hacer un libro sobre él?

No lo veía, y de pronto un día me dijo: "¿Cuándo hacemos lo del libro?". Mi hermano es muy instintivo, muy espontáneo e imprevisible. Creo que tenía que asimilarlo. Es vergonzoso, y esto lo abrumaba un poco.

¿Temía una visibilidad no deseada?

No, porque no hablaría de ningún tema del que él no quisiera hablar. Tocar un tema que a una persona le incomoda me parece de muy mal gusto.

Usted también ha sufrido mucho la presión mediática...

Conozco la presión, el prejuicio... Me han llegado a preguntar si era realmente yo quien escribía mis libros. Si lo hago yo, no puede estar bien; y si está bien, es que lo ha hecho otro.

La relación con su hermano ha cambiado mucho, ¿verdad?

Sí, ha cambiado. Por el libro hemos viajado juntos, hemos compartido momentos. Ha sido una experiencia enriquecedora. Nos hemos reenganchado con muchos años de diferencia (11). El trato asiduo se cortó cuando era muy joven.

¿Por la diferencia de edad?

No, por otras cuestiones que no vienen al caso. Pero tampoco fue un distanciamiento, fue más bien un enfriamiento.

¿Y cómo se lleva con Cayetano?

Muy bien, los tres tenemos una vida muy dispar, pero un gran entendimiento y complicidad. Pasan muchos días y no nos vemos, y a veces terminamos comiendo los tres, los cuatro...

¿El cuarto es Kiko (Paquirrín)?

No, me refería a mi padre. Pero tengo también muy buena relación con él, es hermano de mis hermanos; yo también le llamo hermano. Es encantador y hemos pasado buenos momentos, pero le trato menos.

¿Y qué es lo que más admira de Francisco?

Su constancia y su entrega: no tiene intención de retirarse. Y es muy injusto que se cuestione su profesionalidad cuando lleva tanto tiempo toreando. Yo las injusticias las llevo fatal. En otra vida debí de ser Batman.

El libro incluye imágenes preciosas con su madre. ¿Habla con sus hermanos de ella?

Sí, la recordamos un montón. Es inevitable. Mi madre tiene una personalidad tan absorbente que es difícil no recordarla. Hoy (por el miércoles) hemos comido juntos y hemos hablado de ella. Siento mucha emoción cuando veo sus fotos.

Ha hablado de ella en presente.

Me ocurre muy a menudo. La tengo muy presente.

¿Qué opina de la información del corazón?

Debe existir, pero creo en la información de la crónica social, no donde el fundamento de la tertulia sean disgustos, dramas. ¿Cómo se sentiría cualquier televidente si analizaran su caso por televisión? Eso me agrede la moral. A veces me entran ganas de rociar la tele con gasolina y quemarla.

En su libro, Julián desvela los alias familiares. A él pocos le llaman así: para Francisco y su madre es 'Juni', para su padre y tíos paternos, 'Júnior'. Para Cayetano, 'Julius'. Su abuelo el Bobo le llama 'Paletilla' a él, 'Picu' a Francisco y 'Bolita' a Cayetano. Julián, por su parte, llama a Francisco 'Quisco' y 'Caye' a Cayetano.