Ésa es, al menos, la teoría que expone Neil Clark, paleontólogo del Hunterial Museum de la Universidad de Glasgow (Escocia). Según Clark, la mayoría de las supuestas visiones del monstruo se produjeron en 1933. «Mis investigaciones indican que se trata de elefantes de circos itinerantes que ese año iban camino de la ciudad de Inverness, donde actuaban. Los circos hacían una pausa en el lago para permitir el descanso de los animales. Incluso hubo un empresario circense que ofreció 20.000 libras a quien lograse capturar ese monstruo para su circo, sabiendo que era uno de sus animales», explica Clark.