Cibeles Madrid Fashion Week cierra el telón este miércoles con la jornada de El Ego, dedicada a nuevos talentos. Tras la euforia y los nervios, llega la calma. Es hora de empaquetar y volver a casa. Quedan atrás seis meses de trabajo intenso, un sprint cíclico que se repite dos veces al año. Quedan las imágenes del glamour de la pasarela, pero ¿qué hay detrás de esa efímera estampa? ¿Cómo una idea llega a materializarse ante los flashes del desfile? La firma Angel Schlesser desvela a 20 minutos el proceso:

No hay tiempo para un respiro. La colección se va trabajando durante los seis meses que hay entre un desfile y otro. Así, el trabajo comienza de nuevo cuando se apagan los focos de Cibeles. "Ahora me iré a París a comprar tejidos y trabajaré en lo que se me quedó en el tintero para esta temporada", explica el diseñador Angel Schlesser. "Escojo los tejidos sabiendo que siempre va a haber unas piezas esenciales: camisa blanca, pantalón negro... que cada año se reinterpretan".

Se buscan tejidos, estructuras, se deciden volúmenes, formas... Así llegan los primeros diseños. "Muchas veces es simplemente ponerse ante el papel, hacer el boceto y esperar a que el trabajo permita ponerse en la realización, que el patronista tenga hueco, y entonces hablas con él y le explicas lo que quieres", describe el creador cántabro. Llega la primera prueba, se corrige, la segunda, y así sucesivamente, hasta el resultado final.

"Nunca tengo un tema para la colección –puntualiza Angel–. Voy haciendo lo que me apetece en ese momento". Luego, cuando tiene aproximadamente el 60% de la nueva colección, se lleva a cabo el montaje siguiendo un criterio, con el que completarán el porcentaje restante.

El casting, la peluquería, el maquillaje y la música empiezan a prepararse unas seis semanas antes.

La organización de Cibeles presenta un casting de 18 modelos que cumplen con un control de peso (índice de masa corporal mínimo de 18). Cada diseñador elige en función de su presupuesto o de los looks que vayan a salir. Antes, Angel Schlesser supervisaba en persona la elección de las modelos, ahora delega en otras personas para la primera elección y supervisa las pruebas.

Para la elección de la música se tiene muy en cuenta la estética de la colección. "En nuestro caso, la puesta en escena siempre pasa a un segundo plano, con el fin de realzar, pero sin quitar protagonismo al desfile", cuenta un miembro del equipo.

El día anterior al desfile se hacen las pruebas, o fitting, donde se adaptan las prendas a cada modelo. Normalmente está presente el diseñador, el patronista, el equipo de diseño y un miembro del taller. Si la diferencia de talla es muy grande o no hay arreglo posible, se intercambia el look con otra modelo, sin alterar el orden previsto en el desfile. Solo en casos excepcionales se busca otra modelo. Si no hay problemas, se invierte en cada fitting unos 10 o 20 minutos por modelo.

Cada diseñador cuenta en Cibeles con un backstage propio, pero el día del desfile los modelos se pondrán en manos de maquilladores y peluqueros en un espacio común; estos trabajarán siguiendo las indicaciones de cada firma.

En la puesta final participan personas internas y externas a la empresa: DJ, vestidoras (agilizan los cambios de look), coordinadores de las modelos (controlan el orden y que cada modelo salga a la pasarela de forma sincronizada), transportistas (llevan la ropa y accesorios desde el estudio), así como el propio personal de la empresa: prensa y relaciones públicas, diseño, taller, etc.

El diseñador supervisa la colección, comprueba que todo esté en orden y atiende a los medios de comunicación.

El resultado de seis meses de duro trabajo se exhibe sobre la pasarela en solo 20 minutos. En ese delicado momento, el personal está pendiente de que todo salga tal y como se ha planeado y abordando posibles problemas de última hora: retrasos, fallos técnicos de luz, sonido, etc. "Por suerte, nunca ha ocurrido nada grave", explican los trabajadores de la firma. Cuando todo termina, ya solo "toca recoger, celebrarlo y leer las críticas".

Angel Schlesser: el creador autodidacta

"Nunca me había parado a pensar en cómo las tiendas se llenaban de ropa", reconoce el creador.

Nacido en Santander, llegó a Madrid en los ochenta y tomó contacto con el mundo de la moda a través de sus amistades. Había estudiado Derecho pero, de una forma autodidacta, se hizo hueco en este mundo.

Debutó en Cibeles en 1990 y desde entonces su firma no ha hecho más que crecer: perfumes, joyas e incluso la participación en películas como Mar adentro. No cree en las musas, pero tiene claro cómo es la mujer que le inspira: urbana, activa, elegante, inteligente, culta pero no frívola. Admite que nada le sale de una manera natural y sin esfuerzo. "Tengo que dedicarle tiempo, reflexionar, volver para atrás. Quizá lo hago con todas las cosas en mi vida", admite.